Alicia:El día fijado había llegado. No quería levantarme de la cama, como, si quedándome en ella, pudiera evitar lo que se venía.Siempre fui una prisionera, no conozco la libertad, desde muy temprana edad, alguien me ha tenido cautiva, solo los primeros años de mi vida los viví de forma libre, pero cada vez los recuerdo menos y se van sumiendo como en una niebla de ensueños más que recuerdos.A pesar de estar a acostumbrada, ésta vez era diferente, seguiría siendo cautiva, ahora de un nuevo dueño, pero éste tenía un documento que lo convertía en legal.Tenía tres opciones en la vida; la primera, era escapar de aquella prisión, la segunda, quitarme la vida y la tercera, aceptar mi vida tal cual era.La primera era sencillamente imposible, no solo por la guardia que siempre me custodiaba, sino que, con ésta gente, no hay lugar en el mundo donde me pueda esconder sin que me encuentren, menos estando sola y sin dinero. La segunda, no podía ni pensarlo, pues era muy cobarde, demasiado va
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