- Lo siento, no sabía que Margarita planeaba emparejarme con usted. Sosteniendo el bolso con ambas manos, la joven agachó la cabeza.Mauricio la miró de la cabeza a los pies.Con un jean blanco y un blazer negro, no terminaba de coincidir con la imagen sencilla que tenía de su secretaria sin maquillaje, con su uniforme azul.Pero tampoco era tan malo que ella fuera su cita, de hecho, era todo lo contrario… al menos de esa manera, se quitaba de encima el compromiso de una cita a ciegas sin decepcionar a su madre por completo.- No te preocupes, yo tampoco imaginé que eras tú – se acercó más relajado – siéntate.- No tiene que hacer esto, Doctor – dijo extremadamente incómoda – le explicaré a mi madre que usted es mi jefe.- Ya estamos aquí, tomemos un café.- Doctor, debería descansar, estuvo en el hospital hasta hace unas horas…- ¿No quieres tomar un café conmigo?Desde que despertó esa mañana, no podía dejar de pensar en las palabras de la Doctora Capdevila.La mujer lo acusó de i
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