25. Con el paso de los años y de los daños.
Pareciera que cualquiera podría girar sobre la cama sin mayor problema, pero para alguien que tiene las piernas desconectadas del resto del cuerpo no era tan sencillo. Adam no solo había recuperado la sensibilidad, así como su virilidad, sino que la movilidad también. Sofía acarició sus piernas y noto como, al generarle cosquillas, las movió sutilmente. Aún no estaba del todo recuperado, pero era un hecho que faltaba poco para que lo estuviera. Sonrió emotiva y feliz, el hombre al que amaba volvería a caminar. Cubrió su boca mientras las lágrimas caían por su rostro. Había hecho un gran trabajo y se sentía orgullosa, pero la satisfacción de ver a alguien que se quiere, recuperado, era indescriptible. Sin intenciones de despertarlo, se vistió y recogió todas las cosas de Bennet, guardándolas en el maletín. Quería salir a hurtadillas del cuarto, pero no fue posible. —¿Te irás así? ¿Sin despedirte? —preguntó Adam aún con los ojos cerrados, deteniendo
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