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Todos los capítulos de Adoptando a la hija del CEO: Capítulo 11 - Capítulo 20
54 chapters
Maniobra de Heimlich
Me sobresalto al escuchar el grito de mi abuela, así que corro hasta donde ella estaba para ver qué había pasado.—¿Qué ha sucedido?—¡Zoe! ¡Mira!—¡Oh por Dios!Mi pequeña estaba dando sus primeros pasos, salto emocionada por verla dar sus primeros pasos.—Ven con mamá... Ven...Poco a poco ella iba dando los pasitos, hacía a mí. Sonrío ampliamente al ver que ha llegado a mí. Un flash llega a mis ojos, al ver de dónde provenía, me doy cuenta de que era mi abuela quien nos había tomado una foto.—Tengo las fotos, ¡Las tengo!Ella se veía muy feliz por este maravilloso momento.—Lástima que la señora Clarisa se lo ha perdido.—Le enseñaré las fotos cuando llegue del trabajo.—De acuerdo.Nos quedamos un rato más mirando a mi pequeña como caminaba. Hice algunos vídeos de ella caminando y riéndose de lo que decíamos.A la hora de dormir, la alimenté y le di un baño para llevarla a la cama.Antes de quedarme dormida subo las fotos y los vídeos en mis redes sociales expresando mi felicidad
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Su fiebre ha regresado
Al día siguiente, comencé mi día sin ningún contratiempo. Asistí a mis clases e hice mi turno extra en el restaurante.Durante la noche, escucho que Mía llora sin parar. Me levanté asustada y al tocar su frente, su temperatura estaba demasiado elevada. Corrí hasta donde solía guardar sus medicamentos para casos de emergencia, le doy a tomar algo para la fiebre, pero a medida que pasaba los minutos. Su fiebre no disminuía y tampoco su dolor.—¿Qué le pasa a Mía?Miro a mi abuela, quien había entrado a la habitación para ver que sucedía.—Tiene mucha fiebre, le he dado medicamento, pero no hace efecto. Su temperatura no deja de subir.—Debes llevarla al hospital antes de que le dé un ataque más fuerte. Me cambiaré de ropa.—Abuela.—¿Qué?—Mejor quédate, es muy tarde y necesitas descansar. Yo iré al hospital con Mía y me quedaré con ella, te llamaré por si sucede algo.—No te dejaré ir sola, iré contigo.—Por favor, quédate en casa. Hoy estuviste débil, no debes exigirte mucho. Confía e
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¿Otra vez usted?
El estar caminando de una esquina a la otra de aquel pasillo y estar sumida en mis pensamientos, hace que ignore a la persona con quien he chocado.—Lo siento.Me disculpo de inmediato, puesto a que había sido yo quien estaba despistada y no sé fijó por dónde caminaba.—Fíjate por dónde caminas.Miro a la persona con la que he chocado y me enfurece su tono de voz.—Me he disculpado.—No es lo que me interesa, fíjate por dónde caminas.Estaba a punto de responderle, pero el hombre que estaba con él se me adelanta.—Controla tu vocabulario.—Eso, controla tu vocabulario muchachón.—¿Otra vez usted?—Sí, otra vez us...Me callo de inmediato al ver que estaba repitiendo lo que aquel hombre decía. Miro al anciano que estaba con ese hombre joven y prepotente y me sorprende el aura que transmitía. Era sin duda un aura fuerte y poderosa.—Lo siento, señor. No quise imitarlo. Yo... ¡Ah! Usted es el del restaurante. ¿Se siente mejor?—Lo estoy.Inconscientemente, sonrío al ver que él estaba mej
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Le confesaré mi mayor secreto
Me coloco detrás de él y empujó la silla.—¿A qué habitación desea que lo lleve?—Está en el piso de arriba, debemos ir por el ascensor.—De acuerdo. Me dirijo hasta el ascensor y apenas entramos, oprimo el botón que nos llevará un piso más arriba. Tardamos unos segundos en llegar y salimos de allí, conduzco hasta la habitación en la que se estaba hospedando. Luego le ayudo a subirse a la camilla y dejo la silla cerca por si deseaba sentarse en ella y así no tener que hacer mucho esfuerzo.—Disculpe que sea tan entrometida, pero... ¿Por qué está aquí?—Ya estoy viejo y mis rodillas fallan.—Comprendo, espero que se recupere pronto.—Gracias por la ayuda.—Ha sido un placer. Doy dos pasos, pero cuando escucho que habla, me detengo para verlo.—¿Qué ha dicho?—He preguntado, ¿quién es Mía?—¡Oh! Es mi hija.—Eres muy joven para ser madre.—Lo sé, pero...Aunque me estaba sintiendo un poco nerviosa, él me generaba una sensación de paz y de confianza.—Pero, ¿qué?—Le
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Nadie puede tocarme
—Doctor, ¿cómo está Mía?—La operación fue un éxito, ella aún está dormida por la anestesia. No tuvimos ninguna complicación, ella es muy fuerte y se recuperará pronto. Por ahora no podrá verla, pero dentro de un rato enviaré a una enfermera en su búsqueda para que la pueda ver y quedarse con ella. ¿De acuerdo?—Gracias... Muchas gracias...—De nada, no dude en llamarme por si sucede algo.—De acuerdo, gracias. El doctor coloca su mano en mi hombro y lo aprieta un poco, como si tuviera intenciones de confortarme, al menos eso es lo que yo esperaba creer. Pero de repente siento que me jalan y me golpeo con el pecho del nieto creído.—¿Qué estás haciendo?Pregunto sorprendida por su comportamiento. ¿Quién rayos se cree para tratarme así?—Si tiene algo que decir doctor, entonces hágalo.Su voz daba mucho miedo, lo cual ha hecho que me sobresalte un poco.—Lo siento, señor. No quería ofender a nadie, solo trataba de reconfortar a la señorita.—No tiene que hacerlo, para eso estoy a
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¿Solamente Zoe?
—Esto no se quedará así.—He hecho una pregunta, ¿quiénes son ustedes? ¿Y por qué están haciendo cosas indecentes? Estamos en un hospital, ahora fuera de aquí. Esta habitación será ocupada por un paciente, no es para que ustedes par de jóvenes hagan lo que se les plazca. ¡Consigan un hotel!—Ocúpate de tus asuntos mujer.—¡Insolente!Pude ser testigo de cómo él cambia su mirada hacia la mujer, quien, por cierto, parecía tener cerca de sesenta años y al parecer es una enfermera por su uniforme.—Lo lamento, señora. Ya nos vamos.Respondo agarrándolo de la mano, comienzo a empujarlo fuera de la habitación para que no le haga nada a la mujer.—¿Qué no te enseñaron a respetar a tus mayores?Pregunto enfadada por su tacto a los demás. No soy amante a las injusticias, era obvio que le recriminara por su comportamiento hacia la mujer.—No me interesa. Vámonos.—Ya te dije que no iré contigo, debo ir con Mía. Si me necesitas para algo, pues tendrás que aguantarte, porque no iré contigo.Empie
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No mentiré
—¿El té?—Sí, el té.—¿Por qué yo?—Porque me agradas.—Bueno, no voy a refutar eso.Esta vez mi comentario hace que no solo sonría, sino que también ría a carcajadas. Era agradable verlo sonreír de esa manera.—Eres muy graciosa.—Gracias por el cumplido.—Entonces, ¿qué dices?—Bueno… Acepto, pero tendré que acomodar mi horario para poder pasar un tiempo con usted. Ya sabe que soy madre, también estudio y trabajo. Usted entenderá.—¡Ya veo! Esperaré a que estés libre.—De acuerdo, aunque con Mía aquí, creo que podremos tomar el té más tarde. Claro, si no le molesta tomar el té en esta habitación.—No hay ningún problema, será más tarde entonces.—Está bien.—¿Cómo sigue tu hija?—Está mejor, su cirugía salió muy bien. Mi abuela es quien la cuida en este momento, mientras yo voy a casa a tomar una siesta y una ducha.—Me alegra escuchar que está bien.—Gracias. Me retiro por ahora, pero volveré más tarde. Con permiso.—Deja que mi nieto, Jason, te llevará a tu casa.—Abuelo…—No es n
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No estoy asustada, estoy enojada
Apenas termino de arreglarme, tomo mi teléfono y pido un taxi para ir con ellas. Cuando escucho que ya ha llegado el taxi que he pedido, salgo con mis cosas, pero me llevo una sorpresa no muy agradable.—¿Ahora qué?El fastidioso cavernícola de Jason estaba sentado en el capo de su auto con los brazos cruzados, me observaba fijamente con el ceño fruncido. Lo ignoro y camino hasta el taxi, estaba por subirme, cuando siento que me jalan haciendo que tropiece y caiga al suelo.—Pero, ¿qué...?—¡Largo!—Señorita, ¿se encuentra bien?—Dije largo, ¡Y tú! ¡Sube al auto!—No iré a ningún lado contigo.—¡He dicho que subas al auto!—¡Y yo he dicho que no!Mi grito fue tan fuerte que hasta yo misma me he sorprendido por la fuerza que le he dado a conocer a este cavernícola. Me levanto muy enojada y lanzo una pata rápida, pero certera en su entrepierna.Este cae de rodillas en el suelo y es ahí cuando aprovecho para subirme rápido en el taxi antes de que consiga atraparme.—¡Vámonos! ¡Rápido!—¡
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Próximo heredero y jefe de la familia
Al principio quedé estupefacta, pero después comencé a reírme como una verdadera loca.—Lo... Lo siento...No podía parar de reír, ¿Acaso era una broma? Cuando observo que ambos estaban muy serios, dejo de reírme.—Es una broma, ¿Verdad?Ninguno dice nada, miro al cavernícola, pero este ignora mi mirada. Procedo a ver al señor White y este tenía el ceño levemente fruncido, no había ninguna gracia en él.—Lo... ¿Lo está diciendo en serio?—Por supuesto que sí, muchacha.—Pero... Pero...—Verás Zoe, nuestra familia es una de las más poderosas que existe en este país. Tenemos muchos enemigos, incluso dentro de nuestra propia familia. Los padres de Jason...—Abuelo, ella no necesita saber lo de mis padres.—No me interrumpas.La batalla entre ambos era realmente intensa, ninguno de los dos quería dar el brazo a torcer. Me quedo en total silencio esperando a que uno de los dos hable, puesto a que la incomodidad hacia su presencia entre nosotros.—Como sea...¡Y el abuelo gana!—Como decía.
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Beso
—¿Qué crees que estás haciendo?—Solamente ignora mi presencia.—Oye... Ve a tu casa, no puedo seguir tolerando tu presencia.—No es mi problema.—Claro que lo es. Escucha... Ya he dicho que lo pensaré, no tienes que perseguirme como si estuvieras acechando a tu presa, es verdaderamente incómodo y estoy odiando eso. Así que, por favor, vete a tu casa y déjame ir a estar con mi hija en paz.No espero su respuesta y me voy. Sin embargo, él ignora mi petición y me sigue. Resoplo y resoplo, porque sabía que no iba a ganar esta batalla. ¡Él es realmente testarudo!Cuando llegué a la puerta de la habitación en la que está a Mía con mi abuela, lo miro con intención asesina y abro solo un poco la puerta para meter mi cabeza e impedirle que vea a Mía. Me daba miedo que se enterará de cosas que no quería como, por ejemplo, la falsificación sobre el registro de nacimiento de Mía.—Abuela...—Hija, llegaste.—Lamento la tardanza.—¿Por qué no entras?—Ve a casa, abuela, yo me quedaré con Mía y cu
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