«Capítulo Trigésimo Segundo»—Velkan…—su rostro es distinto, está cegado y yo no lo comprendo. Sé que tiene celos, pero siempre era suave. Sin embargo, hay algo que ha cambiado y recuerdo la obsesión de su padre con su madre. No, él jamás sería así porque es bueno, siempre lo será.Hasta la bondad tiene límites. Me susurra mi mente y yo alejo esos pensamientos.—Tu mujer… vaya —. No, mi mente empieza a colapsar cuando veo que Nikolai no es ningún perro asustadizo, sino un poderoso guerrero y soberano igual que Velkan. —No creo que estés bien informado, pero ella es mi prometida.—¡¿Qué?! — me mira y luego a él. Trata de que yo lo niegue mientras me aprieta la muñeca hasta creer que va a crujir en cualquier momento. —¡Dile! —me ordena. —¡Dile que eres mía! —Sus colmillos se alargan un poco, sus ojos tienen el brillo aumentado y no soy capaz de articular porque todo esto ha sido una sorpresa para mi. —Su cuerpo es mío, su alma es mía, su corazón es mío. Ya tiene mi aroma y he compartido
Leer más