Todos los capítulos de El Lobo Sombrio y La Bruja Inmortal: Capítulo 31 - Capítulo 34
34 chapters
«Capítulo Trigésimo primero»
«Capítulo Trigésimo primero»Deja que lo abrace, con su cabeza sobre mi abdomen mientras admiro cómo duerme. Velkan tiene el cabello más sedoso que alguna vez he tocado. Me absengo de seguir en la tortura de meter mis dedos en su cabello cuando veo que se ha removido adormilado. Sus largas pestañas se levantan, me mira con ambas manos sobre mi barriga, su mentón apoyado sobre estas y una cara dulce y tierna. —¿Cuánto tiempo he dormido?—No lo sé. Unas horas, tal vez.—¡¿Qué?! Pensé que había solo cerrado los ojos —. Se incorpora de inmediato, pasa sus manos por la cara mientras busca sus pantalones en el suelo y yo voy a hacerlo pecar de nuevo, por supuesto. Le amaso un poco los hombros con ambas manos, paso mis dedos por su pecho para que se quede conmigo.—No te vayas…—empiezo mientras le doy besos. —Todavía tengo ganas de más…—Harán una cena en mi honor… no puedo hacer tal desplante —. Me da un beso en la boca, uno rápido para no caer en la perdición que suponen mis labios para él
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«Capítulo Trigésimo Segundo»
«Capítulo Trigésimo Segundo»—Velkan…—su rostro es distinto, está cegado y yo no lo comprendo. Sé que tiene celos, pero siempre era suave. Sin embargo, hay algo que ha cambiado y recuerdo la obsesión de su padre con su madre. No, él jamás sería así porque es bueno, siempre lo será.Hasta la bondad tiene límites. Me susurra mi mente y yo alejo esos pensamientos.—Tu mujer… vaya —. No, mi mente empieza a colapsar cuando veo que Nikolai no es ningún perro asustadizo, sino un poderoso guerrero y soberano igual que Velkan. —No creo que estés bien informado, pero ella es mi prometida.—¡¿Qué?! — me mira y luego a él. Trata de que yo lo niegue mientras me aprieta la muñeca hasta creer que va a crujir en cualquier momento. —¡Dile! —me ordena. —¡Dile que eres mía! —Sus colmillos se alargan un poco, sus ojos tienen el brillo aumentado y no soy capaz de articular porque todo esto ha sido una sorpresa para mi. —Su cuerpo es mío, su alma es mía, su corazón es mío. Ya tiene mi aroma y he compartido
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«Capítulo Trigésimo Tercero»
«Capítulo Trigésimo Tercero»Velkan lleva a Anna en sus brazos hasta su propia habitación, no teme en meterla en su propia cama después de lo que le ha hecho. Gritó desesperada entre el deseo, el amor y el dolor que se causaron. El en el alma y ella en su cuerpo que no es frágil, pero que siente con una intensidad asfixiante. Se siente culpable de estar tan feliz, tan lleno de alegría por haberla unido de una forma tan retorcida a él. Siempre la sentirá, la conexión irá mucho más allá de sufrir las mismas heridas o el mismo placer. Se trata de ser uno.Ahora, le da igual si ella es tan malvada como para dejarlos vivos sólo a ellos dos, si mata a todo el pueblo y la cubre con las mantas mientras pega su frente a la de ella. Cada vez, se pierde más en la dulce pelinegra que ama con su vida desde el primer momento en que posó sus ojos en los de ella. Anna será suya por siempre. ¿Y si no? Bueno, ya sabrá que hacer con ella si no quiere quedarse.Mis ojos ven el destello de luz que entra
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«Capítulo Trigésimo Cuarto»
«Capítulo Trigésimo Cuarto»Siento la piel arder cada vez que intento acercarme a un rayo de sol. Hago lo posible para protegerme de lo que ahora supone mi peor enemigo. En cuanto se ha escondido en el horizonte voy afuera, la primavera ha llegado y con ella un viento más cálido. —Mi señora —. Adrían aparece con una voz tranquila, me sigue esta noche y trae consigo algunos frascos con cosas de muertos tanto frescos como de tumbas viejas. —¿No se podrían enojar sus ancestros si no continúa con su venganza?—Supongo que lo harán, pero ¿Qué otra cosa puedo hacer? — Me llevo unos mechones de cabello detrás de la oreja. Volteo para verlo y siento que su aura ha cambiado. Antes era un devoto cura y ahora, solo lleva esa ropa por puro hábito.—¿Qué hay de su compromiso con Nikolai? —inquiere ya que vamos a verlo. Tiene información para mi acerca de el último grimorio.—Lo resolveré —. Sé que tanto los bosques como los castillos tienen oídos y por eso no me atrevo a decir que he arrojado es
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