«Capítulo decimoquinto»Esos días transcurrían de una forma tranquila cuando subí a la torre, a mi cueva, donde realizaba mis rituales. Saqué el espejo y muy suave, espere a ver a mi madre que no llegaba.Se me congelaban un poco los dedos al ver que no me responden los espitirus. Cuando veo a mi demonio reflejado en el espejo. Está enojado. —Es hora, Anna. Debes vengar a tus ancestros.No lo deseo. Si lo hago, Velkan me odiará y eso no puede ocurrir. Yo lo quiero.—Anna, si no lo haces habrá graves consecuencias. Se lo prometiste a tu madre.Cierro los ojos, no puedo mirarlo y me vuelvo a la ventana. Deseo que desaparezca. Se desliza como una seda a mi espalda, su voz es más suave, pero aterradora. —Si en verdad te ama, lo entenderá.Me tienta. Está probando nuestro amor y yo niego, estoy muy decidida. No tengo otra opción que negociar, pero mi demonio entra con brusquedad en mi cuerpo al intentar razonar con este ente que no tiene intención de ser más paciente.Agnes Borsos, de una m
Leer más