María Paz la observó con todo el cariño de una madre, y se dirigió a ella con calidez. —Desde niñas les enseñé a amarse y respetarse, porque nadie está a merced de que llegue a sus vidas un hombre que quiera destrozarlas, de esos hay muchos, tampoco creo en los cambios, el hombre que aprendió a ser machista, y a maltratar a una mujer, jamás dejará de hacerlo, la vida real como te he dicho no es un cuento de hadas, ni tampoco es como los libros de ficción en los que disfrazan la violencia con el amor —expresó con firmeza María Paz—, sé que todas las personas tienen un pasado, y que eso marca el presente y el futuro, la historia de Abel es muy triste, pero Luz Aída a pesar de que lo hizo por utilizarlo, lo salvó, eso es algo que no lo vamos a negar, sin importar las malas intenciones de la bruja, lo rescató de ese infierno, se convirtió en su ángel guardián, le debía lealtad, y lamentablemente te arrastró en esa absurda venganza, pero si tú lo amas, debe ser que has visto en él cosas b
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