Capítulo tres. Que desagradable sorpresa
Que desagradable sorpresaHilary se puso de pie, miró a su hija antes de prestar atención a su yerno, la situación no era la mejor, pero su educación no le permitió hacerle un desaire al magnate.—Muchas gracias, Blake —murmuró en tono bajo.—No tienes nada que agradecer, Hilary, independientemente de todo —dijo—. Daniel y yo éramos socios y amigos —respondió mirando a Hope, esperando a tener su atención, sin embargo, su esposa no se movió de su sitio, ni siquiera se molestó en mirarlo una sola vez.—Te agradezco el gesto que has tenido al venir esta noche, Blake, sin embargo… —Hilary no terminó de hablar, la voz de James se lo impidió.—¿Te sientes bien, Hope? —preguntó—. ¿Necesitas algo, un café o un té? —cuestionó James sentándose a su lado.—Ella odia el té —respondió Blake sin darse cuenta.¿Qué diablos había sido eso? ¿Qué esperaba con meter las narices donde no necesitaba meterlas de nuevo?Sin embargo, él no pudo dar respuesta a sus cuestionamientos, al escuchar la voz de Hope
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