Capítulo cuatro. Intento de negociación

Intento de negociación

—¡Alto ahí, Blake Cameron! —gritó Hope antes de que el hombre atravesara la puerta del despacho de su padre.

—¿Qué sucede? —preguntó con tono inocente, lo que provocó que la ira se agitara en el corazón de Hope.

«Quien se enoja pierde»

Las palabras de James resonaron en la cabeza de Hope, así que respiró profundo y trató de ser cordial, porque difícilmente podría serlo con ese hombre.

—¿Qué demonios haces en mi casa? —preguntó.

—El abogado me ha citado, pregúntale el motivo —respondió antes de continuar su camino.

Hope miró al abogado, sin embargo, el hombre huyó más rápido que despacio a la seguridad del despacho.

—Dile a mi madre que baje a la biblioteca —pidió Hope.

—Ahora mismo, señorita —la mujer se dirigió a las escaleras, mientras Hope se encaminó a la biblioteca.

Tener a Blake Cameron en su casa, bajo el mismo techo de su hijo, no era lo que ella habría deseado y no porque tuviese miedo, sino porque Blake no era digno siquiera de mirarlo y si de ella dependía evitaría ese encuentro a cualquier precio.

—Señora Cameron —llamó el abogado.

Hope lo miró con enfado.

—Morgan, señor Smith, mi apellido es Morgan —refutó.

El abogado tragó saliva, mientras que Blake la miró, había una chispa letal en los ojos de Hope que le hicieron sentir un escalofrío, él sabía lo apasionada que su esposa era en muchos sentidos, pero hasta ahora no había sentido su odio y algo le decía que podía ser terrible.

«Exesposa», se obligó a pensar.

«No están divorciados, sigue siendo tu esposa», la voz de Larry llegó como si necesitara que su estúpido primo le recordara lo que ya sabía y lo que se había negado a conseguir. Blake no había hecho ningún esfuerzo por conseguir divorciarse de Hope y no tenía ninguna jodida prisa por hacerlo.

—Señora Cam… —el hombre miró a Blake como si le pidiera una disculpa silenciosa—. Señora Morgan —continuó—: la presencia del señor Cameron ha sido a petición de su difunto padre, no hay nada que pueda hacer, es la voluntad de un muerto.

Hope asintió, no tenía caso discutir con el hombre, sin embargo…

—Entiendo su punto, señor Smith. Es la voluntad de un muerto, pero si la gente involucrada tuviese un poco de vergüenza, ni siquiera se atrevería a venir y mostrar su cara donde sabe que no es bien recibido —espetó.

—Es la voluntad de tu padre, Hope —refutó.

Hope fingió no escucharlo y no respondió su puya, estaba segura que lo que buscaba era que se dirigiera a él, pero Blake Cameron podía coger un banco y sentarse si no quería cansarse, ella no iba a hablarle…

—¿Hope?

La voz de su madre le hizo girarse, Hilary seguía luciendo ojerosa y melancólica, algo que rompía el corazón de Hope.

—Hilary, ¿cómo estás? —saludó Blake.

Hope se dio cuenta en ese momento de que su familia había estado en contacto con Blake sin importar lo que había ocurrido entre ellos, sin importar que él la acusara de ser una mujer infiel y de llamar bastardo a su hijo.

¿Qué esperabas?

—No es fácil acostumbrarse a la ausencia, Blake, y me temo que así pasen muchos años, no dejaré de echar en falta la presencia y el amor de Daniel, mi esposo no fue un hombre perfecto, de hecho, estaba muy lejos de serlo, pero lo amaba —comentó Hilary.

—Lo sé, él habría hecho todo por ti —dijo Blake muy seguro de sí.

Hilary negó.

—He ahí la razón del porqué te digo que no era un hombre perfecto, no me concedió en vida lo único que yo necesitaba, lo que realmente me hubiera hecho feliz de nuevo —dijo mirando a Hope.

Blake siguió su mirada, Hope la miró con ternura, una mirada que cambió cuando se posó sobre él.

—No quiero ser grosera y tampoco quiero parecer apurada, pero soy una mujer ocupada y tengo muchas cosas que resolver hoy día, ¿podría darse prisa, señor Smith? —preguntó rompiendo aquel incómodo momento.

—Por supuesto —respondió el hombre con rapidez.

El abogado no era tonto y podía sentir la tensión en la habitación, una tensión que podría bien cortar con una tijera.

—Entonces, demos inicio a la lectura del testamento que contiene los últimos deseos del señor Daniel Morgan —dijo abriendo el portafolio para sacar la carpeta.

Hope ayudó a su madre a sentarse en el sillón, salió para pedir que les llevaran un poco de agua y volvió para prestar atención a la lectura del testamento de su padre.

Hope escuchó en completo silencio, asintiendo a cada palabra del abogado. Le agradaba el rumbo de las cosas, su padre por lo menos se había asegurado de dejar a su madre la mayor parte de la fortuna y eso estaba bien. Ella no necesitaba nada, en seis años había emprendido un rentable negocio que le daba lo suficiente para ofrecer a Matthew una vida digna y darle a ella la solvencia económica.

Todo estaba bien para Hope, hasta que el abogado mencionó el porcentaje de las acciones para Hope.

—El 50 % de las acciones de H&B quedan bajo el nombre de mi hija, Hope Morgan de Cameron, ella no podrá vender las acciones a ningún particular, en caso de querer hacerlo, deberá entregar su parte a mi yerno, Blake Cameron.

Hope apretó los puños con fuerza, mientras que Blake deslizaba una pequeña sonrisa de complacencia.

—Tranquila Hope —le dijo Hilary al oído.

Ella asintió, no dijo ni una sola palabra en contra o a favor y esperó a que el abogado terminara de leer los deseos y condiciones que su padre dejó firmado en aquel testamento.

—Eso es todo, en resumidas cuentas, no hay mayores condiciones para heredar, señoras Morgan —dijo cerrando la carpeta que contenía el último error de su padre.

¡Sí, error! Hope no podía catalogar de otra manera la decisión de su padre, porque tampoco podría heredar a Matthew, ya que lo consideraba un tercero. ¡Era lo más absurdo que había escuchado!

—Puedes tomarte un tiempo para decidir lo que quieres hacer con la empresa de tu padre, pero quiero dejarte en claro, que prefiero comprarlo ahora y no después, no quiero arriesgarme a terminar arruinado por tu culpa.

—¿Tienes miedo Blake? —le preguntó mirándolo directamente a los ojos.

—Es mucho dinero, soy el dueño del 50 % de las acciones de H&B Telecomunicaciones, como comprenderás no estoy dispuesto a perder un solo centavo por tu causa.

Hope dejó escapar una carcajada.

—Entonces…, ¿es el dinero un motivo el motivo por el cual no has iniciado los trámites de divorcio? —le cuestionó poniéndose de pie.

Blake apretó los puños, pero no iba a dejarse.

—Puede ser la razón, o quizá sea que no deseo entregarte la mitad de mi fortuna —respondió.

Blake y Hope estaban casados bajo bienes mancomunados, si ellos se divorciaban todo sería dividido y a ninguno de los dos le convenía que uno metiera las narices en el negocio de otro.

—Qué pobre argumento el tuyo, Blake.

—Hope…

—Tienes miedo de pedir el divorcio porque no te atreves a acusarme de adulterio. Sabes muy bien que es lo que vendría con eso, una prueba de ADN bastaría no solo para quedarme con la mitad de tu fortuna sino con toda, mientras que tú no solo lo perderías todo, sino que también tendrías que aceptar que has sido un idiota de mierd4…

Blake la fulminó con la mirada.

—¡Me engañaste! —gritó.

—¡Pruébalo, Blake! Si te consideras hombre, ve y pide el maldito divorcio y prueba mi infidelidad ante un juez y entonces, solo entonces aceptaré mi culpa —alegó sin apartar la mirada de los ojos de su marido.

Blake sintió la amargura de la rabia subir por su garganta, inundar su boca, envenenando todo su ser.

—No te venderé nada, Blake —prosiguió Hope—. Así que, si te habías hecho ilusiones con ser el dueño de H&B, ve despertando de una jodida vez; ahora si no es mucha molestia, ¡Lárgate de mi casa! —añadió.

Blake salió de la habitación dando un portazo que casi hizo temblar las paredes, estaba furioso. Completamente furioso al darse cuenta de que Hope no sentía nada por él, y darse cuenta de que las palabras de Larry eran ciertas fue otro golpe bajo a su orgullo.

«Le eres indiferente», había dicho él una semana atrás.

Blake salió de la casa, estaba como agua para chocolate, había fracasado en su intento de negociación con Hope y encima ella lo había tratado de cobarde.

«¿Será que tiene razón?», inquirió su conciencia «Tienes miedo y eso puede más que todo, temes haberte equivocado, Blake, al final eres exactamente lo que ella piensa de ti, UN COBARDE»

Blake golpeó el capó de su auto con rudeza, llamando la atención del hombre y el niño, quienes jugaban en el jardín.

—¿Se ha vuelto loco? —preguntó Matthew a James al ver la acción del hombre de traje negro.

—Es posible, tu madre tiene esa capacidad, es una suerte que tú y yo estemos en su equipo o estaríamos fritos —dijo tan alto para que Blake dirigiera su mirada hacia ellos.

La respiración de Blake Cameron se atoró en su garganta al ver al niño jugar con el hombre que había visto acompañar a Hope en el funeral y entierro de Daniel. ¿Era él el padre del hijo de Hope?

Blake asumió que sí, los dos compartían el mismo cabello color caramelo, se paraban de la misma manera y hasta sus gestos parecían ser iguales.

—¿Se te ha perdido algo, Blake Cameron? —preguntó James acercándose, como si se estuviera burlando de él.

Blake miró al niño, estuvo tentado a decirle que sí, pero ya era bastante molesto que el tipo lo mirara como si fuera una maldit4 cucaracha como para dejar que se burlara de él.

—Nada, no se me ha perdido nada…

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