Desagradable encuentro
—¡No! ¡No, mi esposo no! —sollozó Hilary en brazos de su hija.
—Trata de calmarte, mamá, esto no puede hacerte bien —pidió Hope.
La mujer negó y continuó con su lamento, lloró y gritó todo lo que quiso y pudo antes de desvanecerse.
—¡James! —gritó Hope—. ¡Llama al doctor! —pidió.
El hombre corrió a la emergencia y solicitó auxilio, antes de volver y tomar a Hilary en sus brazos, al notar la demora del personal médico.
La enfermera y el galeno corrieron para brindarles ayuda. Mientras el corazón de Hope se agitaba dentro de su pecho, rogando porque su madre estuviera bien.
—Todo estará bien, Hope, tu madre tenía que sacar todo el dolor que la embargaba —dijo el hombre sentándose a su lado, temiendo porque la joven también colapsara.
—No llegué a tiempo, James, no tuvimos la oportunidad de perdonarnos —se lamentó.
—No fue tu culpa, Hope, tu padre se equivocó al elegir su apellido antes que a ti que eras su hija, ni siquiera se dio una oportunidad de conocer a su nieto. Y perdóname porque quizá no es el mejor momento para decírtelo, pero tengo que hacerlo; no fuiste tú, fue él.
Hope comprendía lo que James trataba de decirle, sin embargo, ella tampoco hizo ni un solo intento por aclarar la verdad con él o por lo menos intentar convencerlo de que no le había sido infiel a Blake Cameron.
—¿Señorita Morgan? —llamó la enfermera interrumpiendo sus pensamientos.
—Soy yo, ¿Cómo está mi madre? —preguntó Hope poniéndose de pie.
—Por ahora está dormida, nos vimos en la necesidad de sedarla.
—¿Puedo verla?
—Por supuesto, ¿Quién se hará cargo del traslado de su padre a la funeraria? —preguntó la mujer sin ningún tacto.
—Ve con tu madre, me haré cargo de tu padre.
Hope asintió agradecida, caminó a la habitación de su madre y esperó alrededor de una hora hasta que ella despertó.
—¿Mamá?
—Dime que ha sido una pesadilla, Hope, dime que tu padre está bien —pidió la mujer con lágrimas en los ojos.
—Me gustaría mentirte, pero no puedo hacerlo, mamá.
La mujer sollozó de nuevo.
—No, no puede ser, hija, no tu padre, no.
Hope tomó las manos de su madre entre las suyas, se sentó a su lado y la abrazó.
—Sé que no es fácil para ti perder a tu pareja de toda la vida, mamá, pero saldremos adelante, te prometo que no volveré a marcharme, estaré contigo.
La mujer no respondió, lloró hasta que sus ojos se cansaron y se quedó dormida.
Horas más tarde, Hope llevó a Hilary hasta su casa, la mujer trató de no sentirse nostálgica y pasó de la servidumbre para llevar a su madre a la habitación, tenían que vestirse para acudir a la funeraria donde se llevaría a cabo el funeral de su padre…
Entre tanto, Blake Cameron dejó el teléfono con una calma poco usual en él.
—¿Qué ha pasado, que hasta el rostro te ha cambiado? —preguntó el hombre sentado delante del magnate.
—Daniel Morgan ha muerto —musitó.
—¿Y eso en qué te afecta? —preguntó Larry Cameron, el primo hermano de Blake.
—Somos socios en H&B Telecomunicaciones, su muerte por supuesto que representa problemas en más de un sentido.
—Pues esos problemas no deben ser en términos económicos, nada tiene que ver una cosa con la otra.
—Pues, Daniel ha estado al frente de la empresa, no he tenido que meter las narices en los asuntos de dirección, me he limitado a recibir el porcentaje de beneficios de nuestra sociedad, tal como lo acordamos antes de firmar.
—Entonces, no veo que tenga que cambiar, puedes seguir con la misma dinámica.
—Pues no debería cambiar, pero sin Daniel la única que puede ocupar su lugar es Hope.
—¿Tu mujer?
—Mi exmujer.
—Tonterías, ni siquiera te has divorciado de ella, así que legalmente sigue siendo tu mujer —le recordó Larry.
—Averigua donde será velado, presentaré mis condolencias a Hilary —dijo con brusquedad.
—¿Esperando ver a Hope?
—Imbécil —gruñó Blake.
—Pero soltero, idiota —refutó el hombre.
Blake ignoró el insulto de su primo, giró su silla para ver la ciudad desde las alturas, habían pasado seis años desde la última vez que había visto a Hope, su infiel y traidora esposa. Seis años y él no se había preocupado por firmar el divorcio, los documentos del acuerdo de separación seguían guardados en su caja fuerte.
El magnate apretó los puños, no había podido olvidarse de ella, pero tampoco había podido olvidar su traición.
Blake se puso de pie con brusquedad para servirse una copa de whisky, necesitaba embotar sus sentidos para acudir al funeral, estaba seguro de que sería un desagradable encuentro…
—Imbécil, ¿desde cuándo necesitas beber alcohol para enfrentarte a la traidora de tu esposa? —preguntó en voz alta.
Blake no pudo evitar los recuerdos que acudieron a su memoria. Exactamente, el día que conoció a Hope Morgan y quedara cautivado por su belleza. Había sido en la entrega de los Premios Óscar, diez años atrás, en ese entonces Hope era una jovencita de veinte años y él, un hombre de treinta con un divorcio a cuestas.
Sin embargo, no fue ningún impedimento para que se enamoraran a primera vista, él la había perseguido por varios meses, hasta que una noche Hope aceptó cenar con él y a partir de ahí todo fue felicidad.
Su boda y su luna de miel fueron sin duda un recuerdo imborrable, ser el primer hombre en la vida de Hope había hinchado su orgullo de hombre. Blake jamás imaginó que tres años después de tener una relación estable y un matrimonio que era la envidia de Hollywood, todo terminara por culpa de un embarazo.
Aquella había sido la prueba de que Hope no era la mujer que él pensó que era, desde entonces dejó que los paparazzi lo captaran con una mujer distinta cada día, para dejarle claro a Hope Morgan que ya no era importante en su vida…
Blake tomó su móvil, escribió y envió un corto mensaje a su amiga de turno.
Blake:
Pasaré por ti en una hora, no me hagas esperar.
Hanna.
Estaré esperando, no demores.
Blake tiró el móvil sobre el escritorio, bebió el contenido de su copa en un solo trago, mientras el caliente licor quemaba su garganta, él pensaba dejarle claro a Hope que ya no significaba nada en su vida…
Mientras tanto, Hope se ocupaba de otros asuntos, no tuvo ni un solo pensamiento para Blake Cameron, su prioridad era su madre y su hijo.
—Siento mucho lo de tu padre, Hope —dijo Chelsea una vez que Hope atravesó las puertas de la suite en el hotel.
Hope se dejó consolar y luego de varias horas de soportar como un roble se permitió llorar su dolor.
—Tranquila, cariño, Matthew puede despertar y no sabremos qué decirle —dijo Chelsea.
—Lo sé, ahora mismo no sé si llevarlo conmigo o pedirte que lo cuides por mí.
—Ve con James, yo me haré cargo de Matthew, no te preocupes por él —indicó la rubia.
—No sé lo que haría sin ustedes —confesó.
—Para eso son los amigos, para estar en las buenas y en las malas. Ve con confianza, me haré cargo de todo aquí.
Hope asintió, se dio una rápida ducha, cogió la ropa de James para volver a su casa y acompañar a su madre.
Una hora más tarde, Hilary, Hope y James hicieron acto de presencia en la funeraria. El lugar estaba repleto de reporteros, de personas importantes del medio, amigos y conocidos de su padre.
Hilary soportó valiente las muestras de condolencias y cariño que recibió, hasta que el rezo dio inicio haciendo que todos se sentaran y permanecieran callados.
Hope agradeció tener a James con ella; su amigo se mostró atento tanto con ella como con su madre, estuvo pendiente todo el tiempo de que nada las incomodara y llevar su duelo lo más tranquilo posible, aunque nada podía ser tranquilo con tanta gente hablando alrededor.
No obstante, las acciones de James no pasaron desapercibidas para Blake Cameron, el magnate observó fijamente a Hope, su suegra y el hombre que parecía una polilla alrededor de ellas.
—Deja de mirarla como si quisieras ocupar el sitio del tipo a su lado —le dijo Larry en un bajo susurro para impedir que Hanna los escuchara.
—Y tú deja de decir estupideces —gruñó.
—Ten cuidado, Blake, todos los ojos están puestos sobre ti, además, cometiste el terrible error de traerte a Hanna, ¿te has vuelto loco? —inquirió.
—Cierra la m*****a boca.
Larry lo fulminó con la mirada antes de cambiar su expresión con rapidez al darse cuenta de que una periodista estaba tomando fotos.
—Sonríe —le susurró.
Blake se mostró serio, sin ver a la cámara y sin apartar la mirada de Hope y del tipo que la tomaba de los hombros en ese preciso momento.
Algo en el interior del magnate se removió, él se negó a pensar que eran celos, así que lo atribuyó al odio que decía sentir por su exmujer, y sin meditarlo avanzó en dirección de ella.
—¿Blake? —llamó Hanna al verlo caminar sin invitarla.
—No te acerques, Hanna —le recomendó Larry.
—Venimos juntos —se quejó la mujer.
—Solo eres una cortina de humo y lo sabes muy bien, así que no olvides tu lugar y deja que Blake haga lo que cree que es mejor.
La mujer lo miró con desagrado, pero no se atrevió a decir nada, después de todo, Larry no era cualquier empleado sino el primo del magnate.
Blake caminó con paso firme, se paró delante de la desconsolada viuda, tratando de ignorar la presencia de Hope, quien parecía no darse cuenta de su presencia.
—Siento mucho tu pérdida, Hilary —dijo.
Hope sintió que el mundo se abrió bajo sus pies al escuchar la voz de su exmarido. ¿Qué demonios hacía Blake Cameron en el funeral de su padre?
Que desagradable sorpresaHilary se puso de pie, miró a su hija antes de prestar atención a su yerno, la situación no era la mejor, pero su educación no le permitió hacerle un desaire al magnate.—Muchas gracias, Blake —murmuró en tono bajo.—No tienes nada que agradecer, Hilary, independientemente de todo —dijo—. Daniel y yo éramos socios y amigos —respondió mirando a Hope, esperando a tener su atención, sin embargo, su esposa no se movió de su sitio, ni siquiera se molestó en mirarlo una sola vez.—Te agradezco el gesto que has tenido al venir esta noche, Blake, sin embargo… —Hilary no terminó de hablar, la voz de James se lo impidió.—¿Te sientes bien, Hope? —preguntó—. ¿Necesitas algo, un café o un té? —cuestionó James sentándose a su lado.—Ella odia el té —respondió Blake sin darse cuenta.¿Qué diablos había sido eso? ¿Qué esperaba con meter las narices donde no necesitaba meterlas de nuevo?Sin embargo, él no pudo dar respuesta a sus cuestionamientos, al escuchar la voz de Hope
Intento de negociación—¡Alto ahí, Blake Cameron! —gritó Hope antes de que el hombre atravesara la puerta del despacho de su padre.—¿Qué sucede? —preguntó con tono inocente, lo que provocó que la ira se agitara en el corazón de Hope.«Quien se enoja pierde»Las palabras de James resonaron en la cabeza de Hope, así que respiró profundo y trató de ser cordial, porque difícilmente podría serlo con ese hombre.—¿Qué demonios haces en mi casa? —preguntó.—El abogado me ha citado, pregúntale el motivo —respondió antes de continuar su camino.Hope miró al abogado, sin embargo, el hombre huyó más rápido que despacio a la seguridad del despacho.—Dile a mi madre que baje a la biblioteca —pidió Hope.—Ahora mismo, señorita —la mujer se dirigió a las escaleras, mientras Hope se encaminó a la biblioteca.Tener a Blake Cameron en su casa, bajo el mismo techo de su hijo, no era lo que ella habría deseado y no porque tuviese miedo, sino porque Blake no era digno siquiera de mirarlo y si de ella dep
Es mi enemigoHope miró al abogado, el pobre hombre salió corriendo ante la seria y fría mirada de la mujer.—Puedes pensarlo, hija, quizá vender sea mejor para ti —dijo Hilary—. Has hecho una vida en Nueva York, no quiero que te sientas presionada a quedarte por mí causa, tienes que pensar también en Matthew, el cambio de ciudad puede ser difícil para él —añadió.—No voy a venderle a Blake, mamá, y tampoco volveré a salir corriendo.—Hope…—Lo hice hace seis años, pero no lo hice porque tuviese algo que esconder o porque le tuviese miedo a Blake Cameron, lo hice por ti y por mi padre; no deseaba que ustedes se vieran afectados por lo que había ocurrido entre nosotros y veo que fue así.Hilary bajó el rostro.—Tuvimos algunos problemas financieros hace unos dos años, Daniel buscó ayuda en Blake y le ofreció el 50 % de la compañía, él aceptó sin dudar.—Por supuesto que Blake no iba a negarse, es un tiburón para los negocios y papá le entregó en bandeja de plata la mitad de la empresa.
¡Qué hombre tan molesto! «Soy James, el novio de Hope…» Blake no pudo apartar aquellas palabras dichas por James, se repetían en su cabeza como si fuese un mantra… —¿Se podía ser tan sinvergüenza? —preguntó dejando la copa de whisky sobre el escritorio con brusquedad. Más de la necesaria. —¿Quieres que te responda con sinceridad? —preguntó Larry mirándolo con seriedad. —Por supuesto. —No se puede ser más sinvergüenza que tú, Blake. ¿Cómo demonios se te ha ocurrido presentarte como el esposo de Hope? —le recriminó. —Porque lo soy. —No fue eso lo que dijiste el día del funeral o las veces que te dije que eras un hombre casado para comportarte como un playboy. —¿Eres mi primo o su defensor? —cuestionó Blake con tono malhumorado, el hombre se arrepintió de contarle lo que había hecho en las instalaciones de H&B. —Soy tu primo y no defiendo a nadie, Blake, pero no soy idiota y mucho menos ciego. ¿Por qué te cuesta admitir que sigues enamorado de esa mujer? Blake gruñó ante el cu
¡Papá! Blake frenó bruscamente, él podía jurar que los neumáticos de su auto habían echado humo ante la manera abrupta con la que pisó el freno y poco le importó. El miedo de haber atropellado al niño le invadió. —¡¡¡Matthew!!! ¡Matthew!… —los gritos de la mujer le hicieron reaccionar—. ¡Una ambulancia! ¡Por favor, que alguien llame una ambulancia! —continuó gritando la mujer. Blake marcó el número de emergencia para solicitar una ambulancia, bajó del auto para ver al pequeño, rogando porque solo se tratara de un susto, pero el susto se lo llevó él al reconocer al niño. ¡Era el hijo de Hope! ¡Mierd4! ¡Mierd4! ¡Mierd4! El corazón del magnate latió dentro de su pecho como si fuese una locomotora, el niño lloraba mientras se aferraba al cuerpo de la mujer que continuaba gritando. Blake se dio cuenta de que la chica estaba en shock. —¡Deja que me haga cargo de él! —dijo acercándose, quería asegurarse de que el niño no estuviera herido. La mujer se hizo a un lado, mientras Blake se
Una decisión Hope le dedicó una última mirada a Blake antes de pasar por su lado y acercarse a su hijo; ya había perdido tiempo con quien no lo merecía, pero necesitaba dejarle las cosas claras a Blake. Ella y su hijo no era una maldit4 segunda opción de nadie.—Mami —llamó Matthew.El rostro de Hope se transformó y le dedicó una sonrisa temblorosa a su hijo.—¿Cómo estás? —preguntó agachándose a la altura del pequeño.—Bien, solo han sido unos raspones y una contusión en el tobillo…—Hablaré con el médico que lo atendió —se ofreció James.—Te lo agradeceré mucho, cariño.—No tienes nada que agradecer, muñeca, es siempre un placer…¿Cariño? ¿Muñeca?…Blake sintió que la hiel subía por su garganta, ese hombre no tenía vergüenza, ¿Cómo podía llamarla de esa manera estando él presente?El magnate apretó los puños, él no tenía derechos sobre Hope y era evidente que ella ya no sentía nada por él, pero… ¿Y si se había equivocado? ¿Qué sucedería si se daba cuenta de que estaba equivocado?«
¿Cosas del destino? Larry miró a Blake en completo silencio. —¿No vas a decir nada? —preguntó Blake ante el silencio de su primo. —¿Qué quieres que diga? —cuestionó con el ceño fruncido. —No sé, quizá alegrarte porque tomé la decisión de ir al urólogo. Larry negó. —La verdad es que no tengo ningún puto motivo para alegrarme por ti, Blake, porque presiento que tu visita al urólogo será el inicio de tu infierno personal —respondió con toda la calma de la que fue capaz. —¿Mi infierno personal? —preguntó casi con burla—. El infierno es en el que he vivido desde hace seis años… —Y eso no será nada, si descubres que el hijo de Hope es hijo tuyo… Blake miró con enojo a su primo. —No entiendo, te has pasado repitiendo todos estos años que debería haber consultado al especialista de nuevo, buscar una explicación… —Lo hice y tú te demoraste ¡Seis años! ¡Seis jodidos años, Blake! No esperes que me sienta orgulloso de la decisión que estás tomando. —No te comprendo… —Has tu cita con
Complicaciones «Tu madre ha sido arrestada…»«Tu madre ha sido arrestada…»Blake alejó el móvil de su oído y miró la pantalla del aparato, frunció el ceño.¿Arrestada?—¿De qué mierd4 estás hablando? —gruñó al volver el móvil a su oído.—Tu madre se ha metido en problemas, tienes que venir —dijo con urgencia la voz al otro lado de la línea.—¿Problemas?—Sí.Blake se mesó el cabello con frustración, arrastró la mano sobre su rostro; él no necesitaba este tipo de complicaciones ¡No ahora!—¿Blake? ¿Estás ahí, Blake?—Sigo aquí, Morgana —respondió casi de mala gana.—¿Vendrás?—¿Qué fue lo que hizo esta vez? —preguntó en vez de responder.El silencio al otro lado de la línea le indicó que su madre se había metido en algo serio, muy serio. Morgana no era una mujer que se fuera por las ramas y le soltaba las cosas tal como al principio de esa llamada.—Morgana…—Tu madre quiso hacer una buena obra y ayudó a una anciana con su bolso… —se detuvo.Blake estaba perdiendo la paciencia.—A na