CAPÍTULO CIENTO OCHENTA—A Daphne le paso algo ¿no es así? —preguntó Emily en un débil susurro.Aiden suspiró y asintió con un leve movimiento de cabeza.—Si, pero tienes que estar tranquila.Emily al oír que tenia que estar tranquila, lo supo de inmediato. Supo que su hermana ya no estaba en este mundo. Los ojos le picaron casi a punto de desbordarse en lágrimas y la punta de la nariz le ardió, pero no lloró, no podía hacerlo.—Ella esta… esta… —Emily quiso confirmar sus sospechas, pero pudo terminar la frase, que esta vez fue Aiden, después de dos intentos, quien se armó de una coraza de valentía para decírselo.—Te llamo el Dr. Bulley, estabas durmiendo y por eso conteste tu teléfono. —Él torció los labios—. Llamaba para informarte sobre Daphne, ya que esta mañana ha fallecido. Emily cerró los ojos con fuerza por un segundo, apretó por inercia el celular en su palma, al mismo tiempo que una emoción se le atascaba en medio del pecho, tan dolorosa, como culpable, que sintió que no
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