CAPÍTULO CIENTO SETENTAAiden se apoyó en la puerta de madera. Suspiró con una gota de alivio en su pecho, mientras sus ojos verdes no se apartaron de su mujer.«No podía ser tan malo vivir bajo un mismo techo», se decía a sí mismo.«Era algo que tenía que suceder, por el bien de todos» se autoconvenció.«Esto es lo mejor a lo que puedo aspirar» siguió su mente.Aiden buscaba todas las excusas perfectas para que así su cerebro se acostumbrara a que juntos podía ser una oportunidad única de cambio y de crecimiento, pero a pesar de repetírselo una y otra vez, aún estaba reacio de creer que algo así podría funcionar.Aunque con todo, él ya se había convencido de que no quería el mismo destino que tuvo él y Lucca, para Elian y Nate.Aiden no quería crear esa rivalidad entre primos ni que compitieran entre ellos, por lo que, lo primero que debía hacer era tratarlos por igual y proporcionarles las mismas oportunidades a ambos.También pensó en que, si Daphne sobrevivía, no le negaría el hec
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