CAPÍTULO CIENTO SETENTA Y NUEVEEmily comenzó a mover la pierna con frenesí ante el silencio de Aiden, pero esta vez no lo presionó a que hablara, si no que espero sintiendo como su estómago se retorcía de nervios.—Nate ya no me molesta ni nunca más lo hará —dijo Aiden y Emily se mordió los labios insegura de sus palabras—. Me equivoque en verlo como si fuera el culpable de mis acciones… como si fuera el enemigo que me lo arrebato todo.Para ella era imposible que Aiden cambiara de la noche a la mañana, por eso no le creyó mucho aquella afirmación, pero tampoco se la cuestionó, si no que siguió esperando a que su marido pudiera aliviar aquel tormento que veía reflejado en sus ojos esmeraldas.—Lo culpe mucho tiempo a él y a Daphne. Los ignoré al pensar que ellos eran los culpables de todo lo que tuve que pasar, tan así que sentí un profundo odio hacia ellos, incluyendo al hijo de puta de Lucca. Me convencí de que los tres fueron los que destruyeron nuestro matrimonio, nuestro amor —c
Primero pensó en Vicent, luego en Adele, quizás Marie… peo luego fue como si un balde de agua fría cayera en su cabeza, que se estremeció de miedo… Se estiro con mucha rapidez, pasando por el cuerpo de Aiden y alcanzó a tomar su celular.—Emily —advirtió Aiden tensando la mandíbula.Emily no hizo caso a la advertencia y revisó las últimas llamadas recibidas, en donde el nombre del Dr. Bulley era la última.Ella levantó su rostro y Aiden se ancló en sus ojos negros como la noche. —A Daphne le paso algo ¿no es así? —preguntó en un débil susurro.
CAPÍTULO CIENTO OCHENTA—A Daphne le paso algo ¿no es así? —preguntó Emily en un débil susurro.Aiden suspiró y asintió con un leve movimiento de cabeza.—Si, pero tienes que estar tranquila.Emily al oír que tenia que estar tranquila, lo supo de inmediato. Supo que su hermana ya no estaba en este mundo. Los ojos le picaron casi a punto de desbordarse en lágrimas y la punta de la nariz le ardió, pero no lloró, no podía hacerlo.—Ella esta… esta… —Emily quiso confirmar sus sospechas, pero pudo terminar la frase, que esta vez fue Aiden, después de dos intentos, quien se armó de una coraza de valentía para decírselo.—Te llamo el Dr. Bulley, estabas durmiendo y por eso conteste tu teléfono. —Él torció los labios—. Llamaba para informarte sobre Daphne, ya que esta mañana ha fallecido. Emily cerró los ojos con fuerza por un segundo, apretó por inercia el celular en su palma, al mismo tiempo que una emoción se le atascaba en medio del pecho, tan dolorosa, como culpable, que sintió que no
CAPÍTULO CIENTO OCHENTA Y UNOMarie llegó media hora después, casi con el corazón en la mano, ya que no dejaba de parlotear con su hijo menor. Aiden ya le había comentado sobre la triste noticia, que ambos cuando pisaron el jardín de la casa del joven matrimonio, tenían los nervios a flor de piel, ya que no sabían cómo iba a reaccionar Emily.Aiden, ya estaba vestido con pantalón de tela negro, camiseta negra de manga larga y zapatos del mismo color. No tenía ganas de desayunar, porque sentía como si tuviera un vacío en medio del estómago. Él fue quien abrió la puerta cuando el timbre sonó.De inmediato Marie se abalanzó hacia él. Primero le dio un fuerte abrazo y luego le tomó de los hombros.—¿Cómo esta? —preguntó su madre con notable preocupación en su voz—. ¿Como se lo tomo? ¿Ella ha llorado mucho? —Ella torció los labios—. Aunque es pronto… ¿Ya tiene el lugar en donde harán los servicios fúnebres?—Mamá deja de entrometerte —alegó Alex rodando los ojos y entrando a la casa—. Noso
CAPÍTULO CIENTO OCHENTA Y DOSEmily luego de llorar amargamente, se separó del cuerpo de Alex y se limpió el rostro con ambas manos.—Lo siento… no debí hace eso… —Emily se mordió los labios y no fue capaz de mirar a su cuñado. Estaba demasiado avergonzada por llorar en sus bazos de esa manera. No supo porque, pero el haber llorado en los brazos de Alex, fue casi liberador, después de todo su cuñado era su amiga, y también el que menos estaba involucrado en todos los problemas que le aquejaban.—Está bien Em —dijo Alex con cariño y acarició la oreja de Emily—. Todo va a estar bien.Ella se limpió la punta de la nariz y asintió un poco más tranquila. Aiden no dijo nada, tampoco interfirió en la relación fraternal de ellos dos, aunque sintió una punzada de celos nacer de su pecho, decidió desechar aquel sentimiento tan destructivo y comenzó a pensar con la cabeza fría.Él sabía que ella necesitaba tiempo para asimilar todo. Un tiempo que para él nuevamente se tornaría larguísimo y difí
CAPÍTULO CIENTO OCHENTA Y DOSEmily bajó del vehículo de Aiden, y caminó, abrazada así misma, directo la entrada del hospital. El viento soplaba con mucho ímpetu, que el cabello se movía hacia su rostro. Aiden la seguía detrás. Ambos entraron al hospital, subieron el ascensor hasta el piso en donde atendía el Dr. Bulley.Llegaron a la sala de espera, sin embargo, lo que ninguno espero es que algunos policías estuvieran en la recepción.—Al parecer sucedió algo —comentó Emily un tanto desconcertada.Aiden asintió y enroscó su brazo en la cintura de su esposa, como si esa acción la pudiera proteger. Ella no se opuso, ni se separó de él, menos ahora que sentía que necesitaba un pilar a su lado.—Si y parece que es grave —dijo Aiden y ambos siguieron caminando hasta la recepcionista—. Disculpa —pidió Aiden entrometiéndose entre la conversación del policía y de la recepcionista. Ella le miró—. Tenemos una cita con el Dr. Bulley, ya que un familiar de nosotros ha fallecido esta mañana. Pued
CAPÍTULO CIENTO OCHENTA Y TRESEmily se movía de un lado a otro, mientras se mordía la uña de su índice.—Em ¿Te puedes sentar? —preguntó Aiden un tanto irritado por la situación.Él estaba sentado en uno de los asientos de espera, al lado del ventanal que daba hacia la ciudad y al mar; Tenía los codos apoyados en sus rodillas y las manos entrelazadas, mientras no dejaba de observar lo nerviosa que estaba Emily.—¿Crees que es por Daphne? —indagó ella, mientras se detuvo a mirar al joven.Sus ojos negros reflejaban temor, duda y tristeza. —No —respondió tajante—. ¿Por qué seria ella?—No sé, es que todo esto me parece inusual ¿Por qué justo ahora viene la policía? ¿no te parece que todo es muy sospechoso?—Casualidad… supongo.Aiden se encogió de hombros, ya que no le parecía nada raro, para él el hecho de que estuviera la policía, solo era una mera casualidad del destino, sin embargo, Emily lo veía desde otro punto de vista.—Quizás alguien le hizo algo a mi hermana y el Dr. Bulley
CAPÍTULO CIENTO OCHENTA Y CUATROLa hora y media que esperaron se hizo eterna, tanto para Emily como para Aiden.El reloj ya marcaba las once de la mañana y en la televisión trasmitían las noticias del momento, en donde un nuevo sistema frontal se avecinaba a la ciudad. El dolor en el estómago les atacaba a ambos, pero empeoró cuando vieron a los policías salir junto al Dr. Bulley.«Por suerte no lo han arrestado ni va esposado» pensó Emily al ver que el Dr. Bulley se despedía de un apretón de mano del oficial a cargo.Ella se levantó y casi corrió a su lado cuando los policías se alejaron. Aiden nuevamente le seguía detrás, como si fuera su perro guardián. —¿Qué sucedió Doctor? —cuestionó Emily sin siquiera saludar, ya que la ansiedad la estaba comiendo por dentro.—Tuve que hacer una denuncia —dijo Dr. Bulley en un tono de pesar. —¿Cómo? ¿Por qué? —insistió la joven demasiado preocupada.El Dr. Bulley se pasó los dedos por su cabello y la observó con algo de pena.—¿Tiene algo qu