El señor Makris nos guio hasta el sótano de su casa que, al parecer, es una especie de altar para la triple diosa. En las paredes hay símbolos asociados a ella, también, diferentes ofrendas como: pasteles de huevo, queso, pan y carne, que se prendían con antorchas en miniatura. Macaria respingo un poco al ver la carne e hizo una mueca, entre asqueada y molesta.–No te preocupes, Macaria. Ya no sacrificamos perros ni cachorros para ella –aseguro el hombre, sin dedicarnos una mirada mientras preparaba algunas cosas.Pero mi amiga no parecía muy convencida, por lo que solo contesto un “mhm”.Macaria había investigado un poco sobre la diosa de la hechicería y, sobra decir, que quedó horrorizada ante las ofrendas que antes recibía la diosa. Matar cachorros para una deidad debe hacerlo alguien que no le da pena aniquilar a tales animalitos. Hago una mueca, la imagen que recrea mi cabeza hace que me dé arcadas y que quiera volver sobre mis pasos e irme a mi habitación, pero sé que no puedo r
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