— ¡No puede ser!, ¡no es cierto lo que he escuchado! —Dijo la chica cerrando sus ojos con fuerza y hablándose a sí misma en su mente. — Mamita, ¿qué haces aquí?. —Preguntó Alex, al acercarse hasta la mesa donde están sus padres. — ¡Hijo!… que… ¿Qué haces aquí?, ¿y tu hermanito? —Peguntó ella muy preocupada. — Está aquí también, pero por ahora ha ido al baño con el tío, Owen. — ¡Qué! ¿El tío, Owen? —Preguntó ella nerviosa, al mismo tiempo que siente que sus fuerzas le fallan. — Sí, mamá, perdón, porque no te lo dije ayer. En la escuela hay un nuevo profesor y él me dijo que le podemos decir tío, ya lo vas a conocer, él es muy amable y muy guapo, mamita. Sería bonito si él viviera con nosotros, es decir, que se case contigo. — ¡Hola jovencito!. —Saludó Mario José, interrumpiendo la amena plática que el niño se tiene con su madre y que prácticamente le está insinuando que el tío es muy guapo para ella. — Hola señor, yo me llamo Alex. —Saludó extendiendo su manito, tal y como su mad
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