Capítulo 46. Una triste partida.
Sam entró en su habitación temblando. Joy se acercó hasta ella y la abrazó, Emma fue al baño a recoger los productos de aseo personal para darles un poco de intimidad.―Las niñas… ¿Dónde están? ―dijo Sam con voz rota.―Están en la habitación de Marta y María, ayudándolas a guardar sus cosas, ya las chicas terminaron de recoger el equipaje de las gemelas.Sam rompió a llorar, después corrió al baño, miró a Emma con los ojos cargados de dolor. ―Tranquila, haz lo que tengas que hacer.Sam se dejó caer de rodilla al lado del inodoro y vomitó el almuerzo. Emma se acercó y tomó su pelo para que no se lo ensuciara. Joy se arrodilló a su lado sobándole la espalda.―Tranquila, ya pasó ―la consoló con voz suave.―Lo abofetee con todas mis fuerzas y le dije que estaba muerto para mí, no quiero verlo, Joy. Tengo tanta rabia que decidí sacar a mis hijas de esta casa y ni siquiera sé dónde pasaré la noche.―Puedes pasarla conmigo, Sam, tengo una casa en Santorini con lugar suficiente para ti, las
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