ANYA Mi cuerpo se destensó un poco cuando se disipó el miedo, pero mi corazón latía con furia, aunque ahora por un motivo distinto. Camine hasta el centro del salón donde varios invitados estaban bailando, con Luca por detrás de mí. Era incómodo que siguiera mis pisadas, ya que no podía aplacar mis nervios. A Luca no parecía molestarle nada, ni siquiera se preocupó por una reacción negativa de Serguéi, si ese le hubiese dicho que no podía acercarse a mí, sin embargo, para Serguéi, eso era lo de menos. Era su esposa de apariencia y solo eso. Por un lado, estaba tranquila de que me haya dejado ir; sin embargo, por el otro no podía verle hago bueno, y no es que no me guste estar cerca de su sobrino, al contrario. Luca es todo lo agradable que quiero tener a mi lado, pero también es todo lo que no debo tener. Cuando me detuve, caminó hacia mí, decidido y seguro de sí mismo, con la intención de recordarme porque acepté este baile con él. Soy buena bailando, aunque llevo tiempo sin hacer
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