Capítulo setenta y cuatro. Infierno
Infierno El silencio que le siguió a tal impresionante anuncio, solo era interrumpido por la respiración de los futuros padres, mientras el doctor esperaba a que salieran de su shock inicial.—¿Embarazada? —preguntó cómo si no pudiese creerlo, como si no hubiesen estado trabajando todos los días para este resultado, porque en ninguno de sus encuentros se habían cuidado para evitarlo.—Sí, señora Fernández, tiene un embarazo de diez semanas, afortunadamente la herida no necesito de anestesia completa, eso habría afectado al bebé.—Pero mi bebé estará bien, ¿verdad? —Carolina no pudo evitar la preocupación en su voz, estaba enterándose de la existencia de su bebé y ya estaba enamorada de él, tal cual le sucedió con Lucas, aunque las circunstancias eran muy distintas en esta ocasión.—Lo está y espero que siga de esa manera, mañana antes de firmar el alta médica, se le realizará un ultrasonido para su tranquilidad.—Gracias, doctor —dijo Carolina.El galeno abandonó la habitación y Dieg
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