Capítulo ochenta y uno. Somos hermanas
Somos hermanas «¡Hemos encontrado a Aarón Mondragón!»«¡Hemos encontrado a Aarón Mondragón!»Aquellas palabras acompañaron la incertidumbre de Arturo Montecarlo por varias horas ese día, encontrarlo no era lo mismo que tenerlo en un calabozo. Tenía que esperar y ser paciente, pero ¡Joder! No podía ser paciente cuando se trataba de Paula, eran muchos días sin verla, demasiado tiempo.—Trata de calmarte, Arturo, dejarás una zanja en el piso —pidió Diego, el hombre no se había movido de la casa Montecarlo desde que llegó.—No puedo estar tranquilo, no sé lo que pasó con Mondragón, la policía no llama, ¡no dice nada! —dijo caminando al ventanal con la esperanza de ver alguna patrulla llegar—. ¡Debieron permitirme ir con ellos! —expresó con frustración.—No está permitido —dijo Diego.—¡Pues, su silencio no ayuda en nada!Diego suspiró, estuvo a punto de decir algo, sin embargo, no llegó a pronunciar ni media palabra, porque Arturo se alejó de la ventana y corrió a la puerta para abrir an
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