Capítulo sesenta y nueve. Sentimientos.
Sentimientos. —¿Estás lista? —preguntó Arturo una vez que se encontraron en las afueras del centro penitenciario de hombres.—Para ser honesta, tengo sentimientos encontrados. Mientras estoy aquí de pie, esperando conocer a un hombre que creí estaba muerto, tengo a mi abuela esperando por mí en la casa donde crecí. Donde pasé penas, muchas penas, pero donde también fui feliz.—Cariño.—Qué complicado es el ser humano, esperando por lo desconocido, mientras hago esperar lo que siempre fue parte de mí —pronunció con lágrimas en los ojos.—Necesitas tiempo, Paula, es todo.Pula asintió, pero no puedo decir nada más al escuchar las puertas, abrirse y ver salir de ahí a un hombre.La joven sabía que, de no haber visto la foto en los documentos de investigación, jamás lo habría relacionado con ella, quizá lo hubiese encontrado en su camino y nunca hubiese podido imaginar que ese hombre y su padre eran la misma persona.Marco caminó con lentitud, tenía la cabeza gacha, la luz le incomodaba
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