Sentimientos. —¿Estás lista? —preguntó Arturo una vez que se encontraron en las afueras del centro penitenciario de hombres.—Para ser honesta, tengo sentimientos encontrados. Mientras estoy aquí de pie, esperando conocer a un hombre que creí estaba muerto, tengo a mi abuela esperando por mí en la casa donde crecí. Donde pasé penas, muchas penas, pero donde también fui feliz.—Cariño.—Qué complicado es el ser humano, esperando por lo desconocido, mientras hago esperar lo que siempre fue parte de mí —pronunció con lágrimas en los ojos.—Necesitas tiempo, Paula, es todo.Pula asintió, pero no puedo decir nada más al escuchar las puertas, abrirse y ver salir de ahí a un hombre.La joven sabía que, de no haber visto la foto en los documentos de investigación, jamás lo habría relacionado con ella, quizá lo hubiese encontrado en su camino y nunca hubiese podido imaginar que ese hombre y su padre eran la misma persona.Marco caminó con lentitud, tenía la cabeza gacha, la luz le incomodaba
Jugada maestraCarolina esperó ansiosa la llegada de Diego en el estacionamiento, su mirada estaba puesta en todos los sitios y se aseguró de quedar frente a una de las cámaras de seguridad por cualquier eventualidad.—¿Qué te pasa, mami, estás temblando? —preguntó Lucas.Carolina tragó saliva.—Estoy cansada, cariño, hemos tenido algunos días duros de trabajo —dijo como excusa.—Creo que la culpa es de esa mujer que se te acercó hoy en la puerta del colegio, se veía muy enojada. ¿Por qué mami? —preguntó de nuevo.—No olvides su rostro, cariño, si esa mujer se te acerca aléjate de ella, por favor —pidió Carolina arrodillándose frente a su hijo.—Está bien, mami, pero tú también debes tener cuidado —le recomendó Lucas.—Te lo prometo —respondió dejándole un beso en la frente.Carolina acarició el rostro de su hijo, sentía un miedo horrible que no podía explicar, se sentía observada, pero por más que miraba a todos lados, no había más que autos y nada más.La mujer respiró con alivio en
No cambia nadaArturo guardó silencio, la serenidad de Paula al revelar la verdad le provocó un ligero escalofrío por toda la columna vertebral, no quería imaginar lo estaba provocando en los viejos Zambrano, al final de cuentas eran ellos quienes tenían que dar muchas, pero muchas explicaciones.—No tengo la menor idea de lo que hablas, mucho menos de los exámenes de ADN de los que hablas, en todo caso será algo ilegal o alterado —dijo la mujer apenas recuperó el habla.—¿No lo saben? —cuestionó Paula con voz afilada—. ¿No tienen ni la menor idea de lo que hablo?—Estás jugando sucio, el hecho que te parezcas a mi hija no quiere decir nada, mucha gente se parece.—¡Pero no son exactamente iguales! —explotó Paula ante la negación de la mujer.—Paula…La joven miró a Arturo, su mano sobre su brazo le indicaba calma, ella entendió el mensaje y respiró un par de veces para serenarse de nuevo. No podía enojarse.“Quien se enoja pierde”, pensó.—Es un juego sucio y no pensamos caer en él,
Un tema de conversación Carolina miró a Lucas, sus ojitos se llenaron de lágrimas y ella quiso gritar al ver el dolor en la mirada de su hijo, pero todo lo que salió de sus labios fue un gemido ahogado y dolorido.—¡Mamá!…El grito de Lucas fue acompañado por varios disparos más, Carolina no supo si eran en su contra o en contra de quien le había disparado.—¡Mamá!—¡Tía Caro!Los niños corrieron cuando el cuerpo de Carolina cedió ante su peso, sus rodillas fueron lo primero que tocaron el suelo y luego su cuerpo, el hombro le ardía como si le hubiesen abierto con un cuchillo caliente.—¡Llamen una ambulancia! —gritó Alejandro con todas las fuerzas que fue capaz, sin embargo, las personas en el lugar y los alumnos habían corrido buscando ponerse a salvo.—¡Tía Leonor! —Lucas corrió de regreso al interior del colegio.Carolina lo agradeció, ya era bastante malo estar herida como para que su hijo estuviera expuesto ante el peligro.La joven madre se sintió abatida por el olor metálico
Soy el sucio secreto Arturo miró a Jazmín, mientras varias ideas cruzaron por su mente. No había razones para que ella estuviera esa mañana en la sala de su casa, el tema de Sofía no era un tema que deseaba tratar con nadie, menos con la mujer que había sido entrenada por Sofía con la intención de convertirla en su esposa.—Nada de lo que tengas que decirme sobre mi madre me interesa, Jazmín, si has pensado que interceder por ella servirá de algo… te has equivocado —dijo con seriedad.Jazmín ocultó el temblor que invadió su cuerpo en ese momento, Arturo parecía sensible al tema de Sofía, pero ella no iba a irse sin hablar con él, le había tomado mucho tiempo cobrar valor y hacer lo que estaba a punto de hacer.—No viene a interceder por ella —dijo sin apartar la mirada.—¿Entonces?Jazmín esperó a que Arturo la invitara a sentarse, pero ante la seriedad y frialdad del hombre decidió ir al grano.—Sofía no es quién tú crees…—Lo sé, sé perfectamente que mi madre nos ha engañado a todo
Infierno El silencio que le siguió a tal impresionante anuncio, solo era interrumpido por la respiración de los futuros padres, mientras el doctor esperaba a que salieran de su shock inicial.—¿Embarazada? —preguntó cómo si no pudiese creerlo, como si no hubiesen estado trabajando todos los días para este resultado, porque en ninguno de sus encuentros se habían cuidado para evitarlo.—Sí, señora Fernández, tiene un embarazo de diez semanas, afortunadamente la herida no necesito de anestesia completa, eso habría afectado al bebé.—Pero mi bebé estará bien, ¿verdad? —Carolina no pudo evitar la preocupación en su voz, estaba enterándose de la existencia de su bebé y ya estaba enamorada de él, tal cual le sucedió con Lucas, aunque las circunstancias eran muy distintas en esta ocasión.—Lo está y espero que siga de esa manera, mañana antes de firmar el alta médica, se le realizará un ultrasonido para su tranquilidad.—Gracias, doctor —dijo Carolina.El galeno abandonó la habitación y Dieg
¡Está llegando!Al siguiente día, Carolina dejó el hospital en compañía de Diego, los futuros padres lo hicieron con la seguridad de que el embarazo de Carolina estaba en perfecto estado, luego del chequeo antes de firmar el alta médica, tal como lo había prometido el galeno.Diego era el hombre más feliz de toda España, quería brincar sobre una pata. El hombre casi se volvió loco en el momento que escuchó el corazón de su bebé por primera vez, se había sentido tan conmovido que no había hecho ningún esfuerzo por contener las lágrimas que se asomaron a sus ojos y corrieron por sus mejillas.La felicidad era algo que no se podía ocultar y cuando las lágrimas eran por cosas buenas tampoco, y él no sentía vergüenza de llorar como lo había hecho mientras miraba la ecografía de su bebé.—¿Por qué no vino Lucas contigo? —preguntó Carolina interrumpiendo los recuerdos recientes del abogado.—Ten cuidado —dijo él, mientras le ayudaba a subir al auto, protegiendo el hombro herido de la joven.
El amor en un solo serArturo se quedó de una pieza, miró a Paula y luego a la puerta…—Arturo, ¿me has escuchado? —preguntó la joven con los dientes apretados por el dolor que empezaba a nacer en su bajo vientre…—¿Leticia?—Sí, Arturo, Leticia —gruñó.—¿Nuestra hija? —preguntó atónito.—¡No, la hija del lechero! —gritó enfadada.Paula apretó los labios y se mordió el interior, no estaba para los chistes de Arturo, si él estaba en shock, ella tenía dolor.—¡Paula!—Date prisa o voy a castrarte la próxima vez que quieras ponerme las manos encima…Arturo corrió a la puerta, la abrió de par en par antes de volver por Paula, la tomó en brazos y salió corriendo.—¡Leticia está llegando! —gritó para que todo su personal se enterara de que su princesa estaba llegando al mundo.Carolina se puso de pie, para ayudar a Arturo con el ascensor.—Llama a casa y dile a América que avisé a Marco y Alejandro —dijo con urgencia.—Sí, Arturo, lo haré en seguida —prometió Carolina.Arturo entró al ascen