En ese momento vio a Sabrina al otro lado de la sala, hablando con una de las sobrinas de Guy. -¿Quiere champán, señorita? -le preguntó, sonriendo, el camarero. Rose estuvo a punto de aceptarlo, pero en el último momento cambió de opinión. Sospechaba que iba a necesitar todas sus fuerzas y que el alcohol acabaría con sus ya debilitadas energías. -No, quiero agua mineral con gas, por favor. -¿Estás segura? -le dijo una voz. Rose miró hacia arriba y vio a Guy, sonriendo divertido. A Rose le gustaba mucho el marido de su amiga.Era muy guapo, muy rico y amaba a Sabrina con una intensidad que le había enseñado a Rose que no debería conformarse con menos. Rose había conocido a Sabrina cuando había ido a buscar un libro raro y Sabrina había sido muy amable, ayudándola a encontrarlo. Había sido el día después de que se comprometiera con Guy y le había enseñado, complacida, su anillo de pedida... un anillo sencilo, aunque con un magnífico diamente. Sabrina no conocía a nadie en Londres
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