La noche cayó como un manto sobre el bosque. Todas las criaturas mágicas nocturnas salieron a hacer sus actividades como era de costumbre. Albuz y Rosseta decidieron tomar un descanso en aquella parte, se veía seguro, calmado y era cálido. Además, de estar vigilados por los espíritus de cada elemento.Albuz caminó hasta un árbol con la esperanza de poder trepar en el. - Sin magia, no podrás hacerlo. - dijo Rosseta al ver sus intenciones. - déjame ayudarte. - caminó hasta donde él y como una ardilla salvaje empezó a trepar. - Vamos dame tu mano. Albuz se quedó a observarla, gracias a ella estaba como estaba. No era un mago, tampoco un licántropo, no era más que un simple humano. - Voy a descansar en el suelo. - respondió, le dio la espalda y se recostó sobre el césped.- De acuerdo, entonces te acompaño. - Rosseta bajó muy rápido de las ramas y fue hacia él. Observó oírte de sus ropas y piel, estaba sucia y necesitaba un baño. Sonrió cuando sus miradas se cruzaron y le dijo. - iré a
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