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Todos los capítulos de Prisionera del Mago: Capítulo 41 - Capítulo 50
64 chapters
Espíritu del agua
Fue un viaje largo y hasta cansado, pero al fin habían llegado al bosque Avfa. Un bosque que estaba dividido en cinco partes, lleno de una neblina espesa y hasta oscura. El primer desafío de Rosseta era calmar al espíritu del agua y eso sólo lo conseguía si se sumergía en ella. - No puedo dejar que vayas sola. - dijo Albuz al ver las lagunas de agua de mar verdes y hasta oscuras con rayos por dentro y sobre todo, al ver a un mar descontrolado que abrazaba con todo - tiene que ver otra forma de controlar esto. Rosseta lo tomó de las mejillas, había que calmarlo. - Voy a entrar y saldré completa, acompañada del espíritu guía, te lo prometo. - dijo con agradable sonrisa.- Me acabas de hacer una promesa, Ross, ahora tienes que cumplir y salir en una sola pieza de a dentro. - Lo haré. - dijo, tomó su libro de hechizos y recitó un conjuro para poder respirar bajo el agua. "Surmergiun in de akar for aguaw" - al decir esas palabras se le fue otorgado un traje celeste con las olas del mar
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Espíritu del fuego
Rosseta descansa en los brazos de Albuz, mientras ambos observaban la noche llena de una gran cantidad de estrellas con la majestuosa luna que las acompañaba. El corcel se encontraba en un estanque descansando y Rayas a la orilla. Ella sentía feliz por haber liberado al corcel de aquel encierro sin fin, pero su cuerpo y alma sentían cansancio por la magia que ocupó para poder capturarlo. Aunque trataba de sonreír para que Albuz no se diera cuenta, él lo podía percibir.- Insisto, yo no te veo bien. - dijo al tocar su frente. - tampoco siento que estés bien, Ross. Rosseta mordió su labio inferior y confesó.- De acuerdo, si me siento un poco cansada, pero es cansancio nada más. Albuz decidió levantar su torso y entre su sotana sacó un frasco con líquido transparente, era la flor de Melvis. - Bébelo. - ordenó al estirar su mano en dirección a Rosseta. Ella ya no tenía de otra, tomó aquel líquido hasta la última gota y regresó el frasco vacío a Albuz. Albuz la volvió a tomar en su
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Venado
- Bebe otra vez esto. - dijo Albuz a Rosseta al ofrecerle la flor de Melvis. Ella asintió, la carga de sus poderes cada vez la agotaban, pero era parte del desafío que tenía que romper. Levantó su mano a la medida de los labios y bebió hasta la última gota. - Gracias. - dijo con voz calmada y mucho más relajada que antes. Albuz la observó, aquella transformación de fuego que tuvo no le gustaba, parecía haberla agotado mucho más. - Creo que deberías de empezar en dos días. Descansa uno, por favor. - le dijo al tomarla de las mejillas. - Son cinco días que tengo y cinco elementos, no puedo descansar. - respondió ella, al sentir que su cuerpo cedía a la flor se acercó a él y se recostó en su pecho. - tengo que terminar con esto. - dijo antes de quedarse dormida. - cuídate Albuz, mientras descanso. - fueron sus últimas palabras y durmió sobre el pecho de su marido. Albuz la tomó en sus brazos, Rosseta parecía agotada y no soportaba verla de esa forma. Él no podía quedarse a observa
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espíritu de viento
- ¿Qué le pasó a Rayas? - preguntó Rosseta tras verlo muy grande. Ayer apenas era un cachorro y hoy era un enorme gatito. Ross se preparaba para si siguiente misión y pensaba en llevarlo sólo a él, los demás se quedaban. - Supongo que creció. - respondió Albuz sin dejar de verlo.Rayas había crecido en una noche dos metros y medio de alto y tres de largo, estaba enorme, pero seguía siendo tierno. - Por lo que veo. - volvió a decir Albuz. - al ayudarte en tus misiones ayudó a que tu bola de pelos creciera mucho más rápido, como un desbloqueo en su crecimiento. - ¿Y eso por qué? - Porque ahora es ti guía espiritual y su deber es proteger. - caminó hacia ella y tomó su mano. , vamos te ayudaré a subir en él. Rosseta asintió y con la ayuda de Albuz trepó en Rayas. Su pelaje era tan sube que parecía una cama caliente. - Suerte y no olvides volver. - ella asintió ante las palabras de Albuz y junto con Rayas entraron a su siguiente desafío.......Rosseta entró en la parte del bosque d
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Entrega de amor
Albuz una vez más decidió curar las heridas de Rosseta con la diferencia que ahora estaban en la cabaña que él había construido. Se había hecho daño en diferentes partes de su cuerpo, eran rasguños, pero aun así él quería limpiarlas y sanarlas con sus propias manos sin la necesidad de utilizar magia, sólo sería el contacto de su piel con la de ella. - No era necesario esto, sabes que la flor de Melvis me ayuda a sanar. - dijo Rosseta observando como Albuz dejaba caer una cuantas gotas de agua sobre sus rasguños ubicados en el brazo. - Lo es para mí. - respondió él sin despegar mirada de su trabajo. Había terminado con esa extremidad, ahora faltaba la espalda. - ¿Puedes darte la vuelta? - preguntó, mientras lavaba un pañuelo para limpiarla. Rosseta sonrió y decidió hacerle caso. - y encoge tus alas. - volvió a decir al ver como algo tan fantástico podía ser un impedimento. Ella estiró sus labios, movió el cuello e hizo que sus alas desaparezcan de su espalda. - ¿Mejor? - preguntó di
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Espíritu de tierra
Rosseta observaba su siguiente desafío. Caminaba muy despacio al observar grandes lomas de tierra con uno que otro arbusto. Los tres espíritus de los elementos la acompañaban, incluyendo a Rayas. Felix volaba por los aires, Cristal se sumergía en los charcos existentes y Rabito camina sobre la tierra seca. En cuanto Fénix alcanzó una máxima altura dio un leve grito al ver que la gran loma en realidad era un gigante dormido. Rosseta lo entendió y en total silencio caminó hasta encontrar algo que sea su rostro. Lo vio descansar, los resoplidos que daba le decían que estaba en un gran sueño. Podía atarlo con las raíces de los árboles y ramas sin que despierte y después formar vínculos con en para finalmente, liberarlo.Así lo hizo, con ayuda de sus amigos empezaron a atarlo, el gigante parecía estar en el más absoluto de los sueños, no sentía nada, facilitaba el trabajo. Estando atado, Rosseta se acercó para tocar parte de su rostro. Al intentar posar la palma de su mano en él, despert
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Promesa de amor
- Ross, despierta por favor, despierta. - decía Albuz. La tuvo toda la noche en vela, no durmió por cuidarla, prefirió estar despierto ante cualquier amenaza y esa amenaza era Grindelwald. Rosseta yacía sobre la cama, estaba en un sueño profundo del que no podía despertar. (En los señor de Rosseta)Estaba en un campo lleno de flores, sobre su cuerpo llevaba una gran vestido blanco que besaba el verde césped y junto a ella una nombre anciana la acompañaba. - Debes controlar tus poderes. - dijo la Mayor. Ella apareció en sus sueños en cuanto Rosseta perdió la conciencia después de conquistar al Gigante. La Mayor ahora era su guía y le enseñaba como controlarlo y sobre todo, como enfrentarse al último elemento por domar. - En ti viví la Antirosseta que espera ser liberada de su jaula, no dejes que ella te controle y no dejes que salga, mantenla dentro y cuando sientas que ella quiere salir, domínala y revierte su poder. - ¿Me ayuda a controlarla? - preguntó Rosseta sin dejar de cami
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La sombra, último espíritu
Ir con el corazón latiendo sin control por temer lo peor era algo que no le gustaba a Rosseta, pero no tenía de otra. Caminó con la ayuda de sus amigos y entró en aquella parte oscura del bosque, llena de una espesa neblina que era imposible ver más allá. Montada en Rayas al igual que el Fénix se posaba en la parte trasera por temor a perderse en la neblina entraron guiados por Cristal y Rabito. Cuando al fin atravesaron la espesa neblina observaron un mundo diferente al que imaginaban, ya que ese lugar parecía un verdadero paraíso, lleno de flores, aire fresco, vegetación y animales silvestres. Pero que los ojos no te engañen, bien podía ser un espejismo y una trampa, eso bien lo sabía Ross. Respiró observando todo a su paso, los animales ahí dentro se veían tan reales que era imposible decir que son creaciones oscuras, parecían tiernas y hasta domesticadas. Rosseta y sus cuatros amigos caminaron hasta llegar a lo que era un jardín incluso más bello que el mismo paraíso. Fénix de
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¿Dónde estás?
¿Qué era peor que perder al amor de tu vida y no saber dónde está? no había respuesta para eso. Así se sentía Albuz en su forma de licántropo, totalmente desesperado sintiendo como su corazón estaba por abandonar su cuerpo, sus patas ardían de tanto correr, su olfato había captado todo tipo de olores, pero ninguno era de ella, de sus Rosseta. Tras recorrer todo el bosque de Avfa se detuvo a descansar. La fría noche había caído y no la encontró, dio un fuerte aullido a la luna reclamando su gran pérdida, pero ella no respondió, prefirió ocultarse como una gran cobarde. - ¡ROSSETA! - volvio a gritar Albuz en su forma humana mirando una vez más a la luna. . . . . . . . - Albuz, hemos buscado por todos lados. - dijo Casandro con gran pesar. - el resultado sigue siendo el mismo, Rosseta sigue sin aparecer.- Sigan buscando. - ordenó con voz dura al igual que su rostro. Era una semana interminable de búsqueda, no había rastro ni pista de su dulce Rosseta. - no paran hasta encontrarla. Ca
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Tierras enemigas
(Lo que sucedió cuando Rosseta desapareció)Después de haber sido trasladada con la sombra fue a parar a un bosque totalmente diferente, donde diversos agujas de metales la rodeaban como espejos. Ya no sentía debilidad por tal metal, no causaba efecto en ella, el quinto elemento había sido desbloqueado y con él algo más. Rosseta se puso de pie y empezó a caminar por el sólido y frío metal. Cada paso que daba lo endurecía. Caminó hasta donde se encontraba una gran jaula, donde estaban sus amigos encerrados. Se acercó apresurada y con tan sólo mover las manos abrió la puerta. Los elementos al igual que Raya salieron y fueron a abrazarla. - salgamos de aquí. - dijo Rosseta al sentir el calor de sus amigos. Los cinco empezaron a caminar, no avanzaron ni dos minutos en los laberintos de espejo cuando una carcajada se escuchó como un eco retumbando los oídos. Rosseta observó por todos lados preparada para defenderse y en cuanto sus ojos miraron a los espejos de enfrente, miró a los antime
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