- Muchacha, acompáñame. - dijo el hombre con potente voz. Dejó de verla le dio la espalda y empezó a caminar.Rosseta asintió ante su orden. No podía darle un no, era mejor obedecer para no levantar sospechas. Caminó de tras del Alfa King hasta llegar a lo que era una zona donde una gran tienda se encontraba y dentro de esta hombres heridos, desangrándose, mientras pedían algo de ayuda.- ¿Qué sucedió? - preguntó curiosa y con el corazón por salirse al ver a los hombres recostados sobre camillas.- Fueron atacados por el Mago y su magia, eso fue lo que sucedió. - respondió molesto. - como nueva tu deber es curar de sus heridas al igual que el resto de las mujeres. Muchos de esos quizás no sobrevivan la noche. - ofreció un brebaje de color verde. - para calmar su dolor, trata las heridas con esto. - arrugó su rostro y se marchó tan rápido como le fue posible.Rosseta observó aquel fresco con líquido verdoso, después de mirada recayó en las agonías de los hombres. Parecían que fueron a
- Señor. - llamó el hombre a quien Rosseta había curado y salvado de las puertas de la muerte. - es un milagro, estoy vivo y sano. - dijo emocionado.La mirada del Alfa King no mostraba felicidad, estaba seria que era incapaz de sonreír por tal milagro vivido en su aldea. - ¿Cómo es esto posible? - preguntó con tono molesto. Miró a Rosseta, la tomó del brazo y le dijo. - Te di una orden y no la obedeciste. - Hice algo mejor, lo salve de la muerte como puedo hacerlo con cada uno de los enfermos que están en la tienda.- Ellos no tienen oportunidad, están contaminados. Su sangre se convertirá negra y tendrán una muerte horrible sino lo ayudamos. - Gaspar no muestra ningún síntoma. - mencionó al hombre que había curado. - está bien, está mucho mejor que antes y tal contaminación a desaparecido de todo su sistema.- ¿Cómo estás tan segura? ¿Cómo sabré si el día de mañana no se convertirá e un oscuro y querrá atacarnos? Responde.Rosseta no podía decir el porqué de su seguridad, la des
Ante los ojos y luz de la luna llena dos hermosas lobas corrían por el bosque. Una era de un pelaje amarillo al igual que sus ojos dorados y la otra era de un pelaje blanco, ojos color plata que por un momento tiraban fuego. Ambas lobas eran feroces, cada paso que daban provocaran grandes torbellinos. A sus costados corrían los espíritus de cada elemento y junto a ellos Rayas. Grandes animales que parecían guardar y proteger el bosque con cada toque, dejando de tras un pequeño humo de luz que remediaba cada planta marchita y cada ser vivo herido. Cuando al fin pararon, tomaron la forma humana que merecía cada mujer.- ¡Eso fue increíble! - dijo Rosseta sin dejar de sonreír. Su loba interior al fin había despertado y la experiencia fue de lo más mágico. Ahora entendía a Albuz cuando se transformaba en licántropo. - estoy lista. - habló tocando su collar.- ¿Cuándo piensas irte? - pteguntó Lumina sin dejar de mirarla a los ojos.- Al medio día, cuando los hombres estén sanados y se de
Alfa King corrió con gran fuerza con Rosseta en su espalda hasta llegar a la tienda. La dejó en el suelo y terminó por convertirse en humano. Al tener su forma caminó hasta donde ella y la tomó del mentón al mismo tiempo que clavaba sus ojos fríos y oscuros con los de ella.- No vas a ningún lado. - gruñó. - aunque hayas ganado la batalla, tu lugar es este. Como enfermera y próximamente como mi acompañante.Rosseta hundió su mirada con la de él, entendiendo a la perfección sus palabras.- ¡Nunca! - gritó y se soltó de su agarre. - yo ya tengo un acompañante y no lo es usted. Mi corazón tiene dueño y lo tendrá para siempre. - ¿Quién es?- No le interesa.- Me enfrentaré con él para tenerte a mi lado.- Jamás va a lograrlo.Alfa King sonrió dejando ver sus colmillos por aquel comentario inapropiado.- Voy a destruirlo. - habló como si se tratase de un mandamiento. - Rosseta ahora perteneces a la tribu, escapar es imposible. - ató sus manos a un barandal y se dispuso a caminar para dej
- ¿Por qué se quedan ahí sin hacer nada? he dicho que saquen a esta muchacha de mi vista. - volvió a decir Albuz. Sus ojos no mostraban ni pizca de emociones por ver a Rosseta, tal parecía que ella ahora era una desconocida o más bien su enemiga. Rosseta lo miró fijamente a los ojos, no estaba dispuesta a perder. Se sabía que los hechizos o conjuros se rompen por la persona quien los había y creado, en este caso fue el propio Albuz y eso era una desventaja, ahora tenía que buscar la forma para que el la recordara e iba hacer eso. Camino muy cerca hasra él, levantó su mano e indicó el anillo de compromiso.- No puedes pedir que saquen a tu esposa. - dijo con voz, firme y sin despegar el contacto visual. - ¡¿Mi esposa?! esto debe de ser un mal chiste.- Lo soy Albuz, soy tu esposa y aunque no me recuerdes voy a hacer hasta lo posible para que lo hagas. - tomó una carta más que le quedaba. - este collar me lo diste. - agregó.Albuz observó aquella pieza, era el regalo de sí padre y ah
- Rosseta, no sabes cuanto me alegras que hayas regresado. - Casandro se acercó a ella hasta poder abrazarla. - Me resulta imposible creer que estas viva, definitivamente fue un milagro.- Estuve por un tiempo en la aldea de los Licántropos, no podía salir hasta obtener mi loba interna. Allá no hay campo de fuerzas o protección, cualquier magia sería detectada por mi Grindelwald o por mi hermana.- ¡¿Tu hermana?! Explícame porque me perdí o es que no lo comprendo de que me hablas.Rosseta asintió y explicó.- Cuando desbloquee el último elemento, dentro de mí salió Bela, ella es una anti yo. Físicamente se parece a mí, pero su cabellera es oscura al igual que sus ojos. Mi trabajo es regresarla a donde pertenece, pero primero voy a recuperar a Albuz.- ¿Tú hermana es peligrosa? - Volvió a preguntar al parecer era lo único que había escuchado.- Lo es y yo soy la única que puede encerrarla para que no siga haciendo más daño. - Entonces te ayudaré a capturarla. No podemos dejar que ella
Albuz tuvo que salir muy temprano del palacio r ir hacer sus rutinas, una de ellas fue recorrer todo el bosque en su forma de licantro. Al llegar a un estanque, decidió parar y beber agua, la sed lo estaba matando. Mientras lo hacía, escuchó unos ruidos provenir de la parte de atrás. El romper de unas ramas lo alertó. Fingió no escucharlo y se preparó para tomarlo por sorpresa. Sus patas traseras y delanteras se prepararon para atacar, alzó la mirada para enfrentarse a su villano y fue por ella. Terminó encima de una loba blanca, quien la espiaba. Para Albuz todos eran enemigos, pero al ver sus ojos dorados y serenidad no pudo lastimar a la bestia. Se apartó de ella y volvió a su forma humana.- Vete. - dijo y empezó a caminar al lado contrario. - no puedes estar aquí. - Puedo estar aquí. - escuchó la voz de Rosseta que hizo que detuviera sus pasos en seco. - soy parte de este bosque, soy su guardiana y protectora.- Entonces haz tu trabajo donde yo no pueda verte. - Será difícil
La noche cayó como un manto sobre el bosque. Todas las criaturas mágicas nocturnas salieron a hacer sus actividades como era de costumbre. Albuz y Rosseta decidieron tomar un descanso en aquella parte, se veía seguro, calmado y era cálido. Además, de estar vigilados por los espíritus de cada elemento.Albuz caminó hasta un árbol con la esperanza de poder trepar en el. - Sin magia, no podrás hacerlo. - dijo Rosseta al ver sus intenciones. - déjame ayudarte. - caminó hasta donde él y como una ardilla salvaje empezó a trepar. - Vamos dame tu mano. Albuz se quedó a observarla, gracias a ella estaba como estaba. No era un mago, tampoco un licántropo, no era más que un simple humano. - Voy a descansar en el suelo. - respondió, le dio la espalda y se recostó sobre el césped.- De acuerdo, entonces te acompaño. - Rosseta bajó muy rápido de las ramas y fue hacia él. Observó oírte de sus ropas y piel, estaba sucia y necesitaba un baño. Sonrió cuando sus miradas se cruzaron y le dijo. - iré a