Pasearon cogidos de la mano por las calles del barrio, Nuria acurrucada contra él, sonriendo complacida por el hecho de que su precipitado y alocado plan hubiera resultado ser tan sencillo de llevar a cabo.Jared por su parte caminaba como en una nube. No le molestaba la fresca brisa de la noche; todo lo contrario, la agradecía. Enfriaba su piel, que en esos momentos estaba a punto de entrar en combustión. Su amiga estaba pegada a él y su cuerpo era tan dulce y suave que parecía estar hecho de algodón de azúcar. Volvió la cabeza hacia ella, intentando aparentar que lo hacía por casualidad, no por necesidad. Rozó con sutileza su preciosa melena castaña con la barbilla e inhaló con disimulo su aroma. Olía a limón y azahar, y mandaba detalles de la personalidad de su dueña directamente al cerebro del hombre. Divertida, osada, impetuosa, gruñona… leal, firme, responsable. Entornó los párpados, y dejó que la esencia fluyera por sus venas y, un momento después, sin ser consciente de ello, b
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