—Ya mi amor, tranquila, yo estoy contigo y si ves nadie te juzga, solo ella y se ha ido.—Y ya no me importa si me juzga o no, me duele saber que no se arrepiente de nada y que sigue repartiendo culpas sin mas.—Entonces ven, tu familia nos espera para comer.Mis abuelos habían perdido la batalla con ella, intentaron que fuera distinta y no lo lograron, quizá por eso es que me querían tanto a mi, por darme un poco de lo que me faltó con ella. Hay mujeres en las que el instinto de maternidad no despierta jamás, y está bien, son madres no tan lindas y amorosas, pero no le chingan la vida a los hijos, que pesar que no haya sido ese mi caso.Mi madre se fue de la casa de mis abuelos, nosotros nos quedamos en familia conviviendo y disfrutando, para ese momento de mi vida yo ya tenía claro y entendido que mi relación con mi mamá jamás pasaría de compartir los lazos sanguíneos, supe que familia no es solamente de sangre, y que muchas veces ellos te dan la espalda.—Me gusta tu familia —me dij
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