Gerald bebió un sorbo de vino, y por primera vez, no tuvo una respuesta, frunció el ceño. —No sé qué vi en ella —expresó con sinceridad—, la conozco desde que éramos niños, su papá era la mano derecha del mío, Bianca era una niña muy dulce, me agradaba su compañía. —Suspiró—, con el tiempo Isis empezó a trabajar en la empresa, y sedujo a mi padre, mi abuelo que era muy sabio me dijo que no debía juzgar a Bianca por los errores de su hermana, y la seguí tratando, salíamos al cine, a la discoteca, a comer, la pasábamos bien —relató y observó a Myriam a los ojos—, un día le propuse ser mi novia, y me rechazó, pensé que, porque no quería perder la amistad que durante años consolidamos, pero no fue así. —Bebió otro sirvo de vino—, me dejó por un hombre mayor con más dinero, y me decepcionó. —Frunció los labios—, creo que al igual que tú, me refugié en Bianca, confundí el amor con la ilusión, luego de eso decidí no tener pareja estable, la mayoría de mujeres de mi círculo solo buscan homb
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