―Como usted ordene, mi señora―me dice de lo más divertido, pero no comenta absolutamente nada, en cambio, toma mis labios tiernamente, mientras me mira a los ojos fijamente, como si le gustara ver mi reacción―te amo, Valery, pase lo que pase, yo te amo―me recuerda y yo… pues… no sé ni qué hacer ante todo eso, porque el sentimiento me llena por completo.En cambio, me entrego al beso apasionadamente, como todo lo que valiera la pena, lo que en verdad importa, es él y su cálido cuerpo junto al mío, lo cual me enternece irremediablemente.Entonces, mis piernas se abren instintivamente para él, permitiendo que su miembro se deslice arriba y abajo sobre mi piel sensible, haciendo que relaje los músculos de mi pelvis completamente, llenándolos de unas cosquillas que me hacen reír.―Shhh, chhh―me dice al oído, mientras me vuelve a masajear mi abertura delicadamente, arrancándome varios gemidos, de paso, y desliza varias veces su virilidad encima de mi centro, como si quisiera que mi cuerpo s
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