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Todos los capítulos de Valery y El Millonario Seductor: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Capítulo 31
Ver la manera en que el yate de Dylan está siendo evacuado, hace que me recorra rabia líquida por mis venas.Y no es que me creyera la dueña de la embarcación ni nada, porque, a pesar de tener todos los derechos, porque soy la esposa de Dylan, no se me olvida de que nuestra unión está ligada a un acuerdo y que dentro de un año, ya no seremos nada él y yo.Pero es que no hay un motivo aparente para que se encendiera una de las cubiertas.A menos que estuviera movida por la envidia, así que miro a Neil directamente.Y también lo hace mi falso esposo, quien se pasa las manos por la cabeza varias veces, tratando de calmar su frustración y la impotencia que debe sentir, mientras ve que parte de su bote está irremediablemente quemada.―Necesitamos que llene cierta documentación en la estación de policía―nos indica uno de los comisionados que se han presentado para controlar todo el hecho, ya que nunca faltan personas chismosas que se acerquen a un siniestro.―Desde luego―señala Dylan y todo
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Capítulo 32
Debo ser muy honesta en lo que Neil me acaba de decir y es que me ha agarrado fuera de base, porque es demasiado descabellado, como para ser mentira.Y es que hay muchos elementos que me dan qué pensar, pero, el más importante de todos ellos es que se hayan colado en nuestro viaje así nada más, como si quisieran husmear en qué está metido mi marido.Pero, también hay otra cosa importante y es que Neil ha intentado amenazarme en el pasado y justo hace una semana estaba tomándome por el cuello haciendo lo mismo.Así que o está tratando de sembrar una intriga por aquí, que ya lo ha hecho, o en verdad que está preocupado por todo lo que está ocurriendo.Y, sin embargo, no haré nada, hasta hablar con Dylan acerca de todo esto.―Creo que te has equivocado en decirme todo esto―le digo de lo más tranquila―ya que es Dylan quien está metido en todo este enredo de la apuesta, por lo que sé―le recuerdo y él me mira y sonríe.―No, tú eres la más interesada en que el legado de tu padre no se pierda
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Capítulo 33
Entonces, el pequeño bote se acerca con gente que se nota que no proviene de Mónaco, precisamente, más bien tiene una bandera que me parece que proviene de algún país de África y me pregunto ahora qué hace esta gente tan lejos de la costa de ese continente.Y es cuando empiezan a hablar con Antonello en un idioma que no logro identificar y, mucho menos, entender.―Son muy buenos amigos―nos asegura el capitán encubierto, sin embargo, yo no estoy tan segura de ellos―suban―les indica y ellos le sonríen de oreja a oreja y yo me apego más a mi esposo, quien me da un beso en la coronilla.―No temas―me susurra al oído, al tiempo que me da otro beso en la sien―Antonello sabe lo que hace, además de que ya he trabajado con estos buenos hombres antes y me ha traído muy buenos dividendos―me asegura, aunque todavía tengo mis aprehensiones, a pesar de que sea Dylan el que lo indique.Entonces me da curiosidad la palabra “dividendos” y eso solo significa que ha estado comerciando con estos hombres e
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Capítulo 34
La bienvenida en Córcega me deja un muy mal sabor de boca y ahora me pregunto qué demonios estaría pensando Dylan a no solo permitirle a esos piratas subir al yate, sino que, además, les ha comprado parte de su mercancía robada.Entonces, lo miro y me siento decepcionada, mucho más porque él sabe qué tan culpable es en todo este asunto, ya que se ha disculpado conmigo.―Creo que ha habido un malentendido en todo esto―les indica Antonello a los oficiales de policía―si gustan, pueden revisar la embarcación completa, para que se den cuenta de que no hemos hecho nada malo―les asegura y ellos lo miran con el ceño fruncido.―Pero, desde luego que requisaremos su nave completa, señor―les dicen los oficiales con indignación―ese es nuestro deber, sin embargo, todas las aclaraciones se harán en la estación de policía correspondiente―le indican y este resopla fuerte por la nariz.Y tenemos que esperar un rato más, ya que todo un escuadrón se introduce dentro del yate y empieza a mover cada cosa
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Capítulo 35
El caradura de mi marido falso está terminando de perder la cabeza o tal parece que nunca ha visto ninguna película de detectives, en donde la policía se encarga de liberar al sospechoso, solamente para seguirlo y atraparlo infraganti.―Pero es que estás loco, Dylan―le digo y no me aguanto más toda esta situación―ahora, quiero bajarme de la limosina en este mismo instante―le espeto hecha una furia, pero Dylan parece que todo en la vida es una broma para él, así que intento abrir la puerta, sin lograr absolutamente nada―déjame salir, Dylan―le grito nuevamente.―Primero, no está bien que te quieras bajar en un vehículo en movimiento, porque implicaría que te hicieras lesiones graves―me dice como si fuera un maestro de escuela y yo una niña pequeña a la cual necesitaran adiestrar en educación vial―segundo, todo está cerca en Calvi, así que pronto llegaremos―indica y esta vez le doy un golpe en el brazo, pero él atrapa mi mano en el aire y me mantiene cerca de él y me besa a la fuerza, mi
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Capítulo 36
Entonces, Dylan me mira directo a los ojos y me besa la frente y me sonríe, tratando de que se me baje la rabia.Porque es cierto que siento pena por todo lo que he pensado de Gary, sin embargo, todo eso ha sido culpa de Dylan, quien no ha dado ninguna explicación más o menos decente acerca de la forma que han pasado las cosas.A menos, claro, que las explicaciones hubieran dañado la sorpresa, pero.¡Estuvimos en una estación de policía por su sorpresa!¿No cree que si hubiera confesado la verdad, nos hubiéramos ahorrado un paseo en una patrulla de policía?Pero, miro la joya y el buen trabajo que ha hecho, una especie de dije con el diamante montado en el centro del coral, con algunas perlas colocadas en sus diversas ramificaciones, todo colocado en una cadena de oro.―Las perlas han sido todas idea mía, por supuesto―indica Gary, muy orgulloso de su trabajo, así que no me queda más remedio que comerme todo mi cabreo con Dylan y sonreírle―es uno de mis mejores trabajos―añade con una s
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Capítulo 37
―A lo mejor tú te alegres, pero yo no estoy ni un poquitito feliz con tus tonterías, ¿sabes? ―le espeto cabreada, a sabiendas de que no puedo hacer nada por deshacerme de su agarre―y ya deberías de dejar de ser tan abusivo, solo porque soy más pequeña que tú―le suelto.Pero, en lugar de lograr que le dé vergüenza lo que le acabo de decir y que me suelte, me acerca y me da un beso.―Lo siento―se limita a decirme―pero todo era necesario―me asegura y ahora sus palabras me tienen anonadada.―Pues, me vas a tener que explicar la necesidad de meterte en camisa de once varas, solamente porque amaneciste algo chistoso―le suelto y él ahora me sonríe.―Te recuerdo que ese día no dormí, precisamente porque habíamos tenido fuego en el yate―me indica y ahora sí que estoy sorprendida.― ¿Y qué demonios tiene que ver el incendio con todo lo que hiciste ayer? ―inquiero, con una mezcla de sentimientos que van entre estar ofuscada y ansiosa.―Pues, muy sencillo, porque, tal y como confirmó el investiga
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Capítulo 38
―Pero ¡qué poco romántico que eres! ―le digo algo enfadada―y si me lo preguntas, si la razón por la cual quieres estar conmigo es que quieres liberar tu estrés, pues, no, muchas gracias―le señalo, mientras me incorporo en la cama y él me mira y suspira.―Está bien, comprendo―se limita a decirme―sin embargo, no me negarás el que te pueda abrazar, después de todo, me he esforzado por complacerte―me recuerda todo frustrado.―Sí―le respondo y respiro profundo.Pero, en lugar de colocarse detrás de mí y abrazarme por la cintura como suele ser su costumbre, se coloca de lado y frente con frente, mientras contempla mi cara y me pasa una mano por la sien, al tiempo que sus ojos azul cobalto se sienten cálidos.―A propósito, mañana te voy a dar otra sorpresa―me indica y yo quedo ceñuda.―La última vez que me ibas a dar una sorpresa, terminé en la estación de policía, así que espero que esta vez sepas bien lo que me vas a dar―le digo, entre sarcástica y molesta.―No, corazón, no hay más sorpres
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Capítulo 39
―Pero, señor Clarkson, nuestra tienda es exclusiva―le responde, como si eso lo explicara todo― ¿cómo la podemos hacer exclusiva, si no alejamos a la gente indeseable? ―indica, pero se arrepiente al minuto siguiente, por la manera en que Dylan la está mirando ahora.―Y yo creí que te quedaba claro que la manera en que la hacíamos exclusiva la boutique era mediante nuestros precios―le dice muy molesto―no espantando a clientes con el suficiente dinero para comprarlo―le asegura y ella traga en seco.―Pero, si no cuidamos a quién le vendemos, mucha gente se puede ofender―señala y el señor Clarkson mueve su cabeza de lado a lado, así que añade―nuestra ropa no la debería usar la servidumbre―dice, la muy descarada.―Primero, todo el mundo sirve a alguien más, porque, si yo no le hago caso a mis clientes y socios, ellos no estarán satisfechos conmigo y no podré vender―le indica y ella parece que no le está gustando lo que le está diciendo―y, segundo, como pudiste darte cuenta, no puedes juzgar
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Capítulo 40
Entonces, empieza a besarme con hambre y yo me dejo llevar por sus caricias y sus besos parecieran desesperados.Y empieza a levantarme el vestido y yo le sonrío feliz, como si supiera de qué rayos se trata todo lo que vamos a hacer.―Te amo, Valery, si de algo estoy seguro es de eso―me confiesa, cuando me mira a los ojos―nunca dudes de eso ni le creas a nadie que te diga lo contrario―me señala y ahora quedo preocupada, pero, él continúa con sus caricias―ven aquí―me dice y me continúa besando, mientras sus manos hacen recorrido hasta arriba, en donde tiene mis manos, y en mi espalda, por mi derrier, el cual estrecha contra su pelvis.―Y yo también te amo, Dylan Pemberton―le confieso entre un beso y otro―creo que eres la persona perfecta para mí, la que he estado esperando todo este tiempo―le comento, mientras lo beso con pasión―jamás pensaría en entregarme por primera vez a otra persona que no seas tú―le digo y él ahora me mira.Y se detiene de pronto y se incorpora en la cama.―No pu
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