Un mes. Solo faltaba un mes para que los ojitos chiquiticos y hermosos que de seguro tendría su cachorro la miraran y ella llenara su rostro de besitos. Porque sí. Lara ya tenía 8 meses cumplidos.Y a pesar de tener un peso adicional y humedad en el pecho, los pies que se hinchaban hasta por gusto. Incómodos dolores de espalda, cambios absurdos de carácter, ella amaba su abultada panza y la vida que crecía dentro de ella.Pero ese día no estaba tan emocionado por ello. Había dos cosas que ocupaban completamente enfocada en dos cosas. Primero, hoy llegaba su primer lote de mercancía, fruto de sus tierras. Y segundo, un poco más tarde visitarían la tumba de su suegro para darle los respetos.En ese momento se encontraba en la entrada de la manada. Caminaba torpemente de un lado a otro con una mano detrás de su espalda y la otra sobre su enorme panza. Tenía una sonrisa en sus labios.-Mi luna, debería volver y descansar, sus pies volverán a dolerle al igual que su espalda. Ayer casi no p
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