KeiraAparto la mirada sintiéndome avergonzada. Pensé que sería algo que le gustaría, pero quizá me pasé de atrevida.—Mírame, Keira —me pide tomando mi mentón entre sus dedos con suavidad, esperando que lo mire por voluntad propia. Lo miro—. Quiero esto, pero no sería justo para ti.—No espero que me correspondas.—Pero quiero hacerlo y voy a esperar por ti. ¿Qué son dos días? Me he perdido mucho más que eso a través del último año. —Acaricia mi mejilla y me da un beso casto en los labios.—No dejo de sorprenderme con lo atento que eres, cada día te quiero más, Sebastian —declaro con una profunda emoción, deseando que lo nuestro sea para siempre.—Sí, soy un gran partido —fanfarronea con una sonrisa juguetona.—Tonto —digo riendo. —Sí que lo fui. Tengo mucho que compensarte por cómo te traté —enuncia con gesto serio. —No, no tienes nada porque compensarme, ya te he perdonado. Lo que si te pido es que no haya más secretos entre nosotros, que seas honesto conmigo siempre, sin impor
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