KeiraSebastian no demora un segundo en unirse a mí, dándome lo que le he pedido sin negarme nada. Me llena tan bien, es un experto en llenarme del más absoluto y embriagadores de los placeres. Jadeo como loca, sin cohibirme, libre de expresar todo lo que él me hace sentir.—Di mi nombre, dulzura.—Se… Se… Sebastian —musito entre susurros, perdida en el éxtasis del placer. Es demasiado lo que me está haciendo sentir. Necesito una tregua y a la vez no la quiero que se detenga. Mi corazón bombea duro contra mi esternón, mis fuerzas se desvanecen… ¡Estoy al borde de la locura! —¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! —gimoteo cuando siento que no puedo más.—Di mi nombre, Keira. Grita mi nombre —demanda acelerando sus movimientos, elevando la intensidad de las sensaciones que me empuja directo al final gritando tan fuerte que estoy segura de que todos a bordo me escucharon.—Eso fue tan dulce, nena. Te amo tanto… —declara satisfecho, tumbándose en la cama de espaldas a mí mientras besa mi homb
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