— ¡¿A dónde crees que vas?!— Le grita Harold a Eizan cuando lo observó partir en dirección hacia el mismo sitio donde desapareció la pelirroja. Nuevamente intentaba imponerse aun por encima de su hijo pero Eizan no lo permitió. frenando en seco para girarse a encarar a ambos que al parecer lo único que buscaban era desmoronar todo lo que él había construido y eso era una vida junto a Adara.Se dio cuenta de lo reconfortante que era que alguien lo esperara en casa cada noche, las cenas en familia… incluso tener hijos, aunque Alice no llevara su sangre y fuese hija de uno de los hombres que más ha odiado, esa pequeña entró directo en su corazón, sin previo aviso. Llegó a imaginar a la dulce caperucita con un hijo suyo en las entrañas creciendo cada día más.— Tu juraste vengar la muerte de tu hermano, no lo has olvidado ¿Cierto?... Hijo, esto no es más que una venganza.— Y el júbilo se convirtió en polvo dentro de su boca. Era consciente de que aquello no era más que venganza, una crue
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