Todos los capítulos de Una noche con el CEO: Tuya por equivocación: Capítulo 41 - Capítulo 50
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CapítuloXXXIII parte III
— No tengo idea de lo que estás hablando.— Miento descaradamente restándole importancia, ya que no le dejaría conocer el poder que verdaderamente tenía él en mí. — Estoy cansada así que deberías de decirme cuál será mi habitación o puedo dormir con mi hija sin problema alguno.— Intento abrir la puerta de la habitación de Alice pero su enorme mano atrapa la mía antes de que pueda tocar el picaporte.— Tal vez intentas engañarte a ti misma pero sabes tambien como yo la verdad.— Comienza a posarse detrás de mí sujetándome por las muñecas al mismo tiempo que percibo el calor de su cuerpo y todo en mí parece flaquear.— — ¿Qué verdad? ¿Por qué estoy agotada? Eso no es ningún secreto.— La verdad de lo mucho que anhelas estar entre mis brazos nuevamente. Qué imaginas lo que se sentía que mis manos y mis labios recorrieran cada centímetro de tu piel, divagando por rincones de tu cuerpo que ni siquiera eras consciente que tenías…— Lentamente se acerca y puedo escuchar su respiración sobre mí
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Capítulo XXXIV
La sensación de humedad hace que me remueva constantemente, hasta que finalmente abre los ojos encontrándome con una imagen memorable. Eizan se encontraba frente a mí con el cabello húmedo, al parecer acababa de salir de la ducha.Me lanza la toalla logrando sobresaltarse y aún más cuando lo contemplo sin prenda alguna. El rubor en mis mejillas se extiende pero no precisamente por timidez o algo que se le asemeje.— Ambos podemos jugar la misma carta caperucita.— Su voz logra ser como el canto de las sirenas para mí, atrayéndome a una trampa que probablemente será mortal para mí.— Nada que no haya visto antes.— Miento descaradamente pues no le permitiría que su ego intentará sobrepasar los límites.— Cuidado caperucita que puedes arder dentro de mi propio infierno.— Me advierte al mismo tiempo que la distancia entre nosotros se acorta.— ¿O tú temes arder en el mío?— inquiero al mismo tiempo que arqueó una ceja. Lo había desafiado abiertamente y él era consciente de ello, sin verlo v
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Capítulo XXXIV parte II
Dos meses después…— Tienes que decirle la verdad.— Lisa toma uno de los amplios brazos de Eizan, continuando de forma melosa como un pequeño gato.— Seremos finalmente la familia que siempre deseaste.— ¡Basta ya!— Le grita con rabia sintiéndose asqueado ante su tacto.La verdad era simple, él había intentado vengarse de la muerte de su hermano vaciando su furia en la joven besada por el fuego. Pero ciertamente con el paso de los días y la convivencia todavía he dado un giro inesperado en sus planes, se había dado cuenta de que mi corazón no había dejado de sentir por esa mujer el inmenso amor que un día surgió, añadiendo que esa pequeña había flechado su corazón y su vida, había caído de rodillas frente a ambas sin verlo venir, entraron a su vidas sin previo aviso arrasando con todo a su paso.El tiempo había transcurrido más rápido de lo que habría imaginado o esperado. Y el odio que decías sentir al respecto hacia la pequeña fiera se había esfumado rápidamente con el paso de los dí
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Capítulo XXXV
Harold Rockefeller se había enterado de la cena familiar a la cual no fue invitado, por lo cual decidió hacer acto de presencia de manera inesperada para todos y cada uno de ellos. Amelia era consciente de que pudo haber sido descubierta de no haber sido por Adara que interfirió mintiendo frente a todos.Ambas tenían el temor de que ese viejo sabueso se enterará de su verdadera identidad en un abrir y cerrar de ojos arruinando sus planes de lograr el cariño de Eizan como su hijo sin que este lo sepa y finalmente revelarle toda la verdad.—Amelia tienes que tranquilizarte. Eizan se dará cuenta de todo si continuas así.— Los nervios de la mujer dejaban en evidencia que algo ocurría, y la peor parte era que Adara se encontraba envuelta nuevamente entre secretos hacia Eizan repitiendo ciertos errores del pasado nuevamente.Solo que ahora estos secretos no le corresponden.— Sé que es complicado para ti pero ambas estamos envueltas en esta peligrosa telaraña de mentiras y secretos que se est
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Capítulo XXXVI
La realidad era que Eizan se encontraba furioso, la rabia le consumía desde el interior al intentar ser chantajeado por Lisa. Una parte de él deseaba contarle a Adara todo lo que ocurría para evitar sorpresas inesperadas, por otro lado se encontraba en una especie de burbuja porque finalmente había encontrado su lugar después de años. Le gustaba la idea de formar un hogar con la pelirroja y la pequeña dulce Alice, quien cada día se ganaba más su cariño incluso se sentía conmovido en las ocasiones en las que la pequeña lo llamaba papá aunque después fuera reprendida por Adara.En el fondo era consciente de que se encontraban unidos nada más por ser la última voluntad de su hermano y nuevamente se repetía a sí mismo que todo se trataba de una venganza, que una oportunidad así no se le volvería a presentar pero algunas veces le resultaba complicado entender como una mujer con esa bondad podía haberse convertido en semejante monstruo que le abandonó y después terminó con la vida de su her
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Capítulo XXXVI parte II
— ¡¿A dónde crees que vas?!— Le grita Harold a Eizan cuando lo observó partir en dirección hacia el mismo sitio donde desapareció la pelirroja. Nuevamente intentaba imponerse aun por encima de su hijo pero Eizan no lo permitió. frenando en seco para girarse a encarar a ambos que al parecer lo único que buscaban era desmoronar todo lo que él había construido y eso era una vida junto a Adara.Se dio cuenta de lo reconfortante que era que alguien lo esperara en casa cada noche, las cenas en familia… incluso tener hijos, aunque Alice no llevara su sangre y fuese hija de uno de los hombres que más ha odiado, esa pequeña entró directo en su corazón, sin previo aviso. Llegó a imaginar a la dulce caperucita con un hijo suyo en las entrañas creciendo cada día más.— Tu juraste vengar la muerte de tu hermano, no lo has olvidado ¿Cierto?... Hijo, esto no es más que una venganza.— Y el júbilo se convirtió en polvo dentro de su boca. Era consciente de que aquello no era más que venganza, una crue
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Capítulo XXXVI parte II
Narra Adara… — ¿No le darás explicaciones?— Inquiere Amelia con un gesto desconcertado. Ciertamente no me había atrevido a contarle todo lo sucedido en aquella cena.No deseaba que como madre tuviera alguna preocupación sobre el comportamiento de su hijo y la impotencia le venciera al percatarse de que no podía influir en su cambio. Por otra parte me preocupaba el hecho de cómo podríamos continuar pagando la habitación y víveres, si bien tenía algo de dinero ahorrado con el paso de los años, no sería suficiente. Sabía que Eizan no dejaría de buscarme era la pieza clave para el testamento de Donato, lo que acrecentaba mi culpa pues fue su última petición antes de morir. La impotencia comenzaba a apoderarse de mí en cuanto no encontraba una solución, por una parte era consciente que estaba protegiendo a Amelia de ser encontrada por ese monstruo después de años, por supuesto que no la dejaría ir bajo ninguna circunstancia ya que ella representaba la amenaza de lo que se había adueñado p
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Capítulo XXXVII
Narra Adara… Me quedo de piedra y mis piernas pierden fuerza logrando que me sujete al borde de la puerta. El olor a alcohol y aspecto desaliñado me advierte que es mejor no enfrentarlo, la mirada oscura y ese gesto que solo me grita que salga corriendo cuanto antes. Amelia al percatarse de que se trata de su hijo sonríe, logrando que Eizan la fulmine con la mirada. Alice toma la mano de la mujer mientras que ambas salen de la habitación dejándome a solas con él “Ni siquiera judas se atrevió a tanto” murmuró por la bajito. —Caperucita tú vales más de treinta monedas de plata para mí.—muerdo mi labio inferior sintiendo mis mejillas arder. —¡A la mierd@!—me toma entre sus brazos ingresando a la habitación al mismo tiempo que cierra la puerta detrás de él.—Espero que Amelia olvide el número de la habitación. Sus labios tomaron los míos recordándome la pasión que experimentaba junto a él, el fuego que corría por mis venas debido a cada una de sus caricias y sus besos. Era como encontr
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Capítulo XXXVIII
— ¡Papi!— Grita Alice sonriente al mismo tiempo que corre en su dirección estirando sus brazos a Eizan quien de inmediato la toma entre los mismos elevándola con mimo. — Princesa.— Definitivamente Eizan sentía un cariño genuino por mi pequeña, sus ojos lo reflejaban al igual que en los de ella. Una punzada de culpa se instaló en mi pecho pues yo había tomado la decisión incluso por ella alejándola de una persona a quien se había acostumbrado a ver cada uno de los días es su vida. Cualquiera creería que son padre e hija pues la dulzura y el amor con el que la trata es imposible de ocultar. Me permito observar las en silencio contemplando la imagen e intentando guardarla en mi memoria. A mis pensamientos llegó Alexander, sin duda ese hombre había destruido mi vida pero me había recompensado al permitirme criar a su hija como una madre para ella sin duda a pesar de todo el dolor y acontecimientos que había traído a mi vida esa decisión no me arrepentía un solo instante. Sin duda nadie
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Capítulo XXXIX
Transcurrió alrededor de una horaentre divertidas charlas y un par de chistes en doble sentido que lograban hacer que las mejillas de la pelirroja ardieran al mismo tiempo que sus pliegues humedecían aún más mientras su mente imaginaba lo que Eizan haría con ella. Finalmente aparcaron en una lujosa y extravagante cabaña alejada completamente de cualquier civilización en varios kilómetros a la redonda, era como si solo existieran ellos dos en ese preciso instante y todo lo demás quedará en un segundo plano incluso lo vivido en años pasados.—¿Estás lista para recordar lo que se siente ser mía?—inquiere a unos pocos metros de la entrada principal tomando a Adara por la mano entrelazando sus manos. De inmediato esta asintió con un enorme sonrojo.—Vamos caperucita que aún no devoro tu lengua.—¿Porque me has traído hasta aquí?—Pregunta aún cuando en el fondo sabe la respuesta pero ansiaba fervientemente escuchar la respuesta, como si aquello le produjera alguna clase de placer.—Sabes de
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