La enfermera me dio una pastilla para el malestar y los vómitos, no me quedó de otra que tomármela. Rebeca una vez más me salvaba, salió directo al aula de clases para hablar con el profesor y a explicarle lo sucedido. Me recosté en la camilla tratando de calmarme, pero aquellas imágenes no dejaban de asaltarme, no pude reprimir mi llanto, la enfermera se dio cuenta y acudió en mi ayuda. —¿Te duele algo? —No —dije apenada —solo son nervios. —No eres la única, por estas fechas muchas alumnas caen desmayadas y con todos los males. Ya sabes, por los parciales, me han dicho que son terribles. —Si algo —murmuré con una sonrisa forzada. —Tranquila, ya vas a ver que todo va a salir bien. ¿Cómo no sentirme nerviosa cuando mi peor pesadilla se había hecho realidad y, peor aún, caminaba en un cuerpo prestado? Me preguntaba si aun Margot seguiría en el baño con parte del rostro quemado, cuando más hundida estaba en mi incertidumbre Rebeca entró. —Vicky, tranquila, ya hablé con el profesor,
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