De pronto, las palabras se habían evaporado de mi lengua, la duda y el miedo entorpecieron mis razonamientos. Ethan no dejó de mirarme ni un solo instante, al igual que los ojos interrogativos de Emily que, aunque se mostró comprensivo, también quería saber lo sucedido. Continué absorta en una serie de pensamientos traumáticos.—Necesito irme. No me siento bien.Emily no objetó, pero Ethan, si lo hizo, se encontraba muy impaciente y no me dejó marchar tan rápido.—Disculpa Victoria, pero no puedo dejar que te marches sin que antes me explique qué sucedió allá arriba.—Ethan, por favor, te lo suplico. Hoy no.—No puedo darte lo que pides, así que por favor acompáñame, vamos a la terraza.Miré a ver a Emily con la esperanza de que me ayudara, ella solo asintió con su rostro dándome empuje para que lo acompañase; Estuardo no disimuló la emoción por haberse quedado con ella. Ya a solas Ethan me abordó.—Victoria, dime cómo abrieron esa puerta —preguntó sin preámbulos, mis labios continua
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