—Emily es una excelente maquilladora, te dejó increíble y el toque del camafeo le quedó de lujo —murmuro Lucy sacándome de mi conexión con Jenny.—Ah, sí, debo admitir que lo hizo muy bien. El tiempo pasó sin novedad, las chicas copiaban y hablaban con sus compañeras, entretanto mis ojos aún escudriñaban a Jenny, se veía tan tensa al igual que el aire que la arremolinaba, pobre, se le notaba que no había dormido nada; por más que yo quisiese acercarme, esa línea invisible que nos separaba me lo impedía.—¡Vicky, piensas quedarte ahí, sembrada como un árbol! —me sacudió Emily.—Ah… Qué… —Acaban de sonar el timbre ¿No lo oyes? Era cierto, pero me había concentrado tanto en mirar a Jenny que no lo oí,
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