—Sí, si voy a seguir hasta que lo aceptes —, sin previo aviso, los comentarios de Emily comenzaron a encenderme y al igual que un volcán exploté dejando salir la lava. —¡Si me está empezando a gustar! ¿Eso es lo que querías oír? Emily dejó brotar una carcajada triunfar, y aplaudiendo me felicitó. —Bravo Victoria, ¡al fin! Pero sabes algo, ya yo lo sabía; solo que quería escucharlo de tu boca. Después de mi improvisada confección, Emily se alejó y comenzó a urgir entre sus cosas. —¿Qué haces? —¿Qué hago?… ¡Voy a ayudarte! La observé aún confusa, seguidamente sacó una caja mediana que tenía muy bien escondida, al parecer yo no era la única que tenía escondites en el cuarto. —Ven. Emily abrió el cofre y de ahí sacó una resortera y un frasco lleno de canicas. Sitúe mis ojos en el contenido restante de la caja, y noté que eso no era lo único que guardaba, también había una soga, un frasco que decía gas pimienta y otros artículos para defensa personal como un paralizador de corr
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