Me adentré lo más rápido posible al interior de la estructura y me senté en uno de los bancos de las capillas lejos de ellas, de soslayo pude darme cuenta cómo Emily quería sentarse junto a mí, pero Lucy se lo impedía, definitivamente de las tres Lucy era la más sensata. Alcé mi vista hacia el altar donde el padre se acomodaba para iniciar la misa, no quería voltear; podía sentir mis ojos hincharse por no querer reconocer que Emily me había dicho la verdad. Yo necesitaba a Ethan, él me hacía sentir normal, pero si me dejaba seducir por mis sentimientos el precio a pagar iba a ser muy alto.De la misma forma, como entré a la capilla de igual manera salí casi corriendo y sin fijarme a mi alrededor, pero hoy no era mi día de suerte, el destino no me ayudaba; eso lo comprobé cuando noté que mi tía aún no hab&
En el despacho de la madre superiora.El ambiente estaba tenso. Todos estábamos reunidos, mi tía no me quitaba la mirada de encima y la vergüenza no me dejaba de acosar.—¡Este joven insolente me alzó la voz delante de todos los estudiantes! —se quejó el profesor Owen.El señor Hudson continuaba en silencio esperando oír el motivo por el cual su hijo había reaccionado de esa manera. Por un instante deseé que al señor Owen se le durmiera la lengua, ya daba por hecho que la pena me mataría cuando él contara todo, pero por desgracia la lengua no se le durmió.—A ver jovencito, explíqueme: ¿Por qué fue tan grosero con el profesor Owen? —preguntó la madre superiora a Ethan.—Porque así soy… Y no voy a permitir injusticias —contest&oa
Mi cuerpo seguía temblando por lo que acababa de experimentar, la respiración continuaba agitada, no podía despegarme de esa huella que me había dejado aquel hombre. Era una sensación tan extraordinaria que solo se podía comparar con la calidez del verano. Él me hacía feliz, pero pronto esa felicidad se desvaneció.—¡Vivir para morir otra vez! —exclamé con tristeza. Como pude salí de la ducha, seguidamente me dirigí hacia el armario y tomé el dibujo de Adrián, el corazón comenzó a latir rápidamente, la tristeza me oprimió el alma.—¡No es real! —me repetí a mí misma —¿Cómo se puede sentir esto tan fuerte sin tener la certeza de que existe?… Si realmente eres verdadero y vives en algún lugar de este mundo, materialízate, ven por mí, ¡sálvame de esta agonía que es mi vida! —pregunté frente al rostro dibujado de Adrián con un desespero tan intenso que jamás había experimentado.De pronto, tuve la sensación de que todo mi presente se esfumaba para dar paso a otra vida que solo aparecía
—¡No te mintió Vicky! La abuela se ve muy dura, pero los que vivimos con ella ya no nos sorprende, es como que los ojos se acostumbran; pero cuando sale (que por cierto ya no lo hace mucho) la gente le pregunta cuál es su receta para mantenerse tan conservada… O si se sometió a cirugías de estiramiento. ¡Puedes imaginártelo, mi abuela inyectándose Bótox! Ese comentario la encendió, tenías que haberla visto. —En realidad a mí me agrada mucho que se mantenga fuerte, así me aguanta cuando regrese; extraño tanto a mi abuela, Alex… Dile que no pasa un día, que no cuente los minutos y las horas para estar con ella. —Vicky dame un minuto… No me lo va a creer, pero mi abuela desea comunicarle algo a través del videochat. Cuando Alex dijo esas palabras el corazón me dio un zarpazo, mi abuela odiaba los teléfonos y las computadoras, el simple hecho de que se sentara a hablar conmigo a través de la cámara era algo totalmente sorprendente. —¡Dios mío que está pasando hoy! ¿Acaso es el día de
Un instante dudé en formularle mi solicitud, luego miré fijamente el retrato de Adrián y me armé de valor, aunque pareciera una locura, algo en mi interior me exigía que lo hiciera. Aquel apellido y propiedad me traía a mi mente el rostro de Adrián—Pregúntale a mi tío o a mi abuela si en esa familia Álamo no existe un joven llamado Adrián.—Lo haré si me dices por qué… ¿Acaso conociste a uno de sus miembros? Como han vivido en el extranjero, quizás te topaste con ese tal Adrián en Vancouver, así que cuéntame, aunque creo que ya no quedan muchos descendientes de esta familia por lo que he leído.—No conocí a ninguno de esa familia, y si fuera el caso de que lo fuera conocido, ¿de qué sirviera que te pidiese este favor? ¡No tendría sentido!<
—¡No estoy de acuerdo que vayas a la casa de ese muchacho, y es mi última palabra! —protestó el tío Gustavo con profunda determinación. —Querido, te dije que yo las iba a llevar. El señor Hudson hizo la invitación con la mejor de las intenciones, no podemos ser tan descorteses al no permitir que Victoria asista —manifestó Andrea. —¡Me es indiferente lo que piense ese señor! Le prometí a mi sobrino que cuidaría a Victoria y es lo que supongo hacer. La negatividad de mi tío y su machismo desbordado consiguieron que mi sangre hirviera y estallase frente a él. —¡Entonces es preferible que me encierres en una celda! Me parece injusto. Creo que nunca he dado motivos para que desconfíes de mí de esa forma. Soy una dama, y, por si no lo has notado aún, voy con Emily, que está aquí a mi lado. No quería imaginar su reacción si hubiera visto el vestido que llevaba puesto debajo del elegante abrigo de noche, si él me hubiera visto con ese vestido en ese momento, seguro que le daría un ataque
Observe cómo el joven se dirigió a Mery y conversó con ella, mientras nos miraba fijamente a nuestra mesa. Seguidamente, me levanté y pude verlo mejor. Era muy atractivo y alto, como de 1,85 metros. Su traje negro de noche le quedaba estupendo, seguro que mi pobre amiga quedaría sin habla.—Relájate y disimula, porque ese joven, si no me equivoco, viene a nuestra mesa.A Emily se le subieron los colores al rostro mientras yo reprimía mis ganas de reírme, al fin le tocaba a ella mostrarse vulnerable.—¡Así te quería ver querida! —. Ella me contempló embelesada como si estuviera en otra dimensión.—Buenas noches, señoritas, me disculpo si les molesto, pero me gustaría sentarme un momento con ustedes mientras llega mi sobrino Ethan —dijo el caballero ya cerca de nosotras.—Nos haría un gran pl
—¿Y cómo hago Victoria? Tú me descontrolas. Mirarte, me enciende, me sube la temperatura. Siento cómo mi cuerpo arde cuando me acerco a ti. Y mis sueños se esfuman cuando trato de probar tus labios.—¡A qué fantasías te refieres! ¿Cómo te atreves a decirme eso? ¡Eres un grosero! —me alteré logrando que Emily y Estuardo voltearan hacia nosotros.—¿Qué sucede? —inquirió Estuardo, pero ninguno respondió; entristecida, me levanté de la mesa.—Mejor voy al baño.—Te acompaño —se ofreció Emily.—No te preocupes, voy rápido, quédate con ellos.Ethan me miró al levantarme de mi asiento, sus ojos brillaron apasionadamente descendiendo de mi rostro hasta recorrerme el cuerpo sin disimulo admirando mi vestimenta. Sus ojos brillaron de ap