Tenía unas ojeras aterradoras debido a la intranquilidad de la noche anterior, me había colocado base para disimularlas, pero no resultó muy efectivo, en lugar de ayudar lo que logré fue hacerme parecer una momia. Apenas llegué al internado, Emily y Lucy me abordaron.

—Vicky, ¿pudiste dormir? —me preguntaron las dos al mismo tiempo.

—No… ¡Tanto se me nota!

—No Vicky, es que nosotras tampoco pudimos pegar un ojo en toda la noche —me explicó Emily; y debía acotar que a ella no se le notaban las ojeras, ni el mal semblante, puesto que era una experta en el área de maquillaje, habilidad de la cual yo carecía.

Lucy a pesar de su trasnocho también se veía bien, al parecer la más perjudicada por el desvelo había sido yo, y vaya que se notaba.

—Anoche tuve pesadillas, soñé que Margot estaba escondida en mi closet a mi acecho. Yo la sentía debajo de mi cama, incluso llegué a sentir que me jalaban las sabanas, ¡grité durísimo! Mi abuelo subió a ver y cuando encendió la luz era mi perrito