CAPITULO 2.—¡Levántate, dormilona! —me zarandea. Dios la quiero matar. —Ok, ok tranquila —me meto al baño de una sacudida, me aseo.Salgo y hay extendido en la cama un hermoso vestido.—¿Que es esto? —le digo con la toalla aún puesta.—Es mi regalo de bienvenida, y si te queda —asegura— somos de la misma talla, úsalo para la entrevista.—Ok, bien, si insistes —sale de la habitación.Ella es muy detallista y perfeccionista ¿Que haría sin ella? Es de esas amigas que están allí, un hombro dónde puedes llorar y la mano que te levantará.Es muy importante esta empresa. Tiene compañías y macroinversiones en muchas áreas, tecnología, industria automotriz y muchas más.El vestido es de color violeta, ajustado, contornea mi figura, que no es muy sexy, no soy como las chicas coquetas o como Claudia y pues no es el mismo de hace cinco años atrás.Elijo unos tacones de punta negros y mi cartera.—Lista —digo estando en la cocina.—Tienes diez minutos para desayunar. Era una orden con ultimátum
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