Coloqué agua en sus labios, el contacto logró que los abriera nuevamente y al volver a mirarme a los ojos, logró despojarme del orgullo, que luchaba por señalarla como una simple extraña. En cuestión de minutos logró penetrar profundamente en mi alma, que se rindió logrando que mi corazón se arrodillara… Sin embargo, persistió mi lucha contra aquel sentimiento. Quería irme y a la vez quedarme, estaba profundamente confundido ¡Me era tan difícil elegir entre el placer y el dolor! Miles de mujeres intentaron seducirme, unas más hermosas que otras, pero todas ante mis ojos eran iguales: solo blanco y negro. Estefanía mostraba la diferencia, entró en un soplo de color, ahuyentando el gris oscuro. Sé que nada sería lo mismo después de esta noche, en cambio, los recuerdos que tenía de las incontables mujeres que pasaron por mi existencia maldita, no eran nada agradables; muchas murieron, otras me aburrieron, solamente eran carne, sangre y hueso, energía que me daba vida, no obstante, la muj
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