—«¡Debes marcharte esta misma noche!» —dijo Bacco, apenas se hizo visible. Nahe, a su vez, continuó silente y con los ojos cerrados. En eso, los tres hombres se pusieron en círculo, sus ojos internos se iluminaron y sus luces se unieron en un mismo punto. Con asombro observé cómo las luces unidas como un rayo formaron una sola que ascendió hasta el techo, lo traspasó y prosiguió hacia el infinito, como si enviaran un mensaje al cielo. —Existen acciones —manifestó uno de ellos. —Puedo observar la trayectoria, pero la hechicera que lo protege es muy potente, la instruyó con atención. Ella nos observa, me está enviando un mensaje que solicita que no nos entrometamos y que recordemos el pacto —se hizo sentir el otro. —Sé que es su hijo —manifestó Nahe —el olor de la marcada es intenso y ya ha llegado hasta él —un fuerte terremoto interior ocurrió en mí; sabía que se referían a Estefanía—. En un instante, las luces dejaron de brillar, todo volvió a la normalidad; los tres imponen
Leer más