11. La cena
Mila: Estoy aquí, sentada en mi computadora, redactando un contrato prenupcial y otro de confidencia, legalizando mi propio destino. ¿Cuántas veces soñé con casarme con un príncipe? Muchas veces, sin duda, pero está vez era diferente, está vez no sería por amor, si este bebé no viniera en camino, no estuviera aquí redactando esto, pero, más sin embargo, aquí me encuentro, comiendo manzana en rodajas y escribiendo conforme a las bases legales de Washington y Windertrov, Inglaterra. Mi teléfono estallaba en notificaciones, pero por alguna razón, no quise responder ni verlo, tenía muchos sentimientos encontrados, el temor era el que embargaba todo mi ser, y no me permitía pensar en más, menos, en algo positivo por ahora más que solo el mi prueba de embarazo y en el enojo de un hombre que, no dudaba de la paternidad de su hijo, y tampoco de mi. —¡Por fin, terminé!—dije en voz alta. Me levante de la silla, apague la computadora y encamine hacia mi habitación, para todo esto ya eran las
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