Estoy gravitando en las montañas en donde conocí el amor y crié a mi hija Alinor. Los recuerdos vienen a mi mente como fragmentos desordenados. Son pedazos tristes, sí de madre, pero mi primer amor fue con Zetes. Antes con todo ese poder, no me sentía plena como cuando vivía en esta montaña con mis ovejas. Ahora soy solo la sombra de lo que fui. Desde que vi a Zetes, he tenido un cambio drástico y volver a revivir todo, me consume. Tengo miedo de perder, irónico cuando no tengo nada. Mi cuerpo fue desconectado por aquella chiquilla llena de odio, Kara. Soy solo un espíritu vagando, negándose a ir de la tierra. Sin embargo, sé que antes de ser Dilys, la madre que murió por un hombre cegado, en mi corazón inexistente fui una persona completamente diferente. Es algo grande y por eso debo soltarlo. Mi hija me necesita, en este momento no puedo ser útil y por eso desaparezco. La vibra de Zetes está a mi alrededor, piensa que no lo sé reconocer y es absurdo. Ese hombre no puede pasar desap
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