Después de mantener a Zetes en un trance y estabilizar con mi poder, he decidido ir al castillo. Necesito poner al tanto a Berwin, he dejado un escudo alrededor de Zetes y me teletransporté. Al aparecer como fantasma, me quedo invisible y se siente el ambiente extraño. Vago fuera de la habitación y hay vampiros. Unos acostados en los muebles con cerveza en mano y comiendo porquería. «¿Qué ha pasado?», es mi primer pensamiento. Estará bien la manada, espero que sí. No estuvimos para socorrerlos y gravito hacia fuera de la casa. Es imposible que los licántropos puedan luchar solos con los chupasangres, son más ágiles en velocidad y fuerza bruta. Me quedo en shock al ver tantos lobos muertos, tirados en el suelo. Empiezo a buscar, con angustia, que sea alguien conocido. Dios que no esté Berwin, ni los chicos. Mi hija no podría perdonarse, se tiraría a la espalda otra culpa. En el medio del patio hay más cuerpos, además de parrillas y la comida regada por el pasto. Los atacaron en un compa
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