Para no perder la costumbre de molestarla, me moví velozmente y llegué a su mano. Elin frunció el ceño y negó con el dedo.—Adulador, con solo dos pasos llegabas a mí, esta pequeña habitación no te da para exageraciones. —Su lengua es viperina.Me inclino, rozo mi nariz con la suya y cerró los ojos. Esta chica es mi perdición, no puedo dejar que se extinga, no lo haré.—Eres tan hermosa.Nunca había sentido tanto por alguien, ni cuando vivía, y por eso no me rendiré con Elin.—No lo creo, parezco un cadáver —comentó sin filtro.—No te dejaré ir, aunque no me lo perdones —confieso y entrelacé los dedos con los suyos.—Quiero vivir esta prueba, respirar hasta mi último aliento —dijo con voz temblorosa y odio hacerla llorar.—Te dejaré hasta que vea que es el momento y luego despertarás a mi lado. —Tengo miedo —sus lágrimas se deslizan por su mejilla. —Siempre estaré a tu lado —beso sus mejillas hasta terminar en sus labios delgados.—Soy un asco. —Se colocó la otra mano en la boca y l
La semana pasó en un borrón, los días pasaron sin saber de Alinor y me atormenta el no saber. Lo único que me calma es correr entre medio de los árboles. Me gusta sentir el frío en mi pelaje, aumentar la velocidad hasta sentir que vuelo y no me detengo hasta agotarme. La manada se ha acoplado en el bosque, sin embargo, se ven decaídos y cuando me ven intentan sonreír para no preocuparme. Al llegar a un pequeño estanque, vuelvo a mi cuerpo y me acuesto desnudo en la grama. El cielo está oscuro, es más de la medianoche y la manada no quiere que ande solo. Sin embargo, necesito este momento, conectar con la naturaleza y encontrar mi fuerza. Los ojos de mamá no se van de mi mente, me duele que no esté a mi lado, aunque sea para sermonear. Un dolor agudo en el pecho me ataca y me encojo en posición fetal. —¡Mierda! —Logro articular y aprieto la mandíbula. Todo sucede de cantazo y tengo una visión. Se enfoca en Alinor, tiene ojos verdes llamativos y su piel escamosa grisácea. No tengo que
El ruido que hace Aurora, aumenta mis ansias por vengarme. Ese vampiro de cabello rojizo no sabe con quién se metió, lo haré lamentarse de joder el control de mi aprendiz. Sostengo la botella de Jack Daniel’s, y doy un sorbo. Esta chica había conseguido mucho en una semana, había controlado sus poderes y especies. Su sed de sangre la hemos calmado con todos los cuerpos que le hemos proporcionado, son bastantes y gustosamente Karamat se los brinda. En el pub teníamos su comida lista y empaquetada. Viene ese metido y la descontrola con tan solo mencionar su nombre. Ella es Aurora y es mía, no de un lobo. Me puse en pie y arrojé la botella contra las rocas, el estruendo hace que la bestia me observe. La chica está convirtiéndose en todo a la vez, ha tocado los barrotes sabiendo que tienen descarga y no se controla. Luego que la saqué del pub la tuve que encerrar, no paraba de golpearse el pecho y pensar en el nombre le molestaba. Lleva dos horas descontrolada y me interrumpe uno de mis va
—Aurora no te muevas, es imposible, mantente quieta —pero ella me ignora, está desesperada—. ¡Mierda, lo que hemos conseguido lo arruinaras! —Le reclamo a Karamat y él solo sonrió desquiciado.La sensación de matarlo me sube y baja. Soy de los que no habla, sino que actúa. «La hora te llegará Karamat, espero que puedas entender mi rostro».—Solo quiero que recuerdes que estás cruzando la línea y soy tu jefe. —Se jacta y la bestia intentó comunicarse con Aurora.—Me apartaré por ahora, pero te darás cuenta de que me necesitarás. —Me desvanecí endiablado y llegué a mi casa. Rompí todos los muebles, las putas que viven en mis aposentos se asustan y las empujo. No quiero que nadie me hable, quiero cortar las alas de Karamat y acabarlo hasta que suplique por su vida. Es imposible intentar soltarme, usar mis poderes no sirve y me consume. Walas me advirtió, pero estar en este guante se siente espantoso. Tengo visiones de una mujer dorada despampanante y los ojos oscuros como dos pozos me
Me puse en marcha y me moví rápido en dirección del chico sin camisa. Pero cuando estoy a un paso de él, soy retenida. Me ha puesto la tela invisible, no entiendo y la ira me invade. Karamat está colmando mi paciencia, él me ordenó atacar y ahora me castiga. Al voltear a verlo sus ojos están perdidos en el chico joven y puedo darme cuenta de que lo está protegiendo. La sangre se calienta en mi cuerpo, me siento usada y cansada de todos. Soy la bestia que todos manejan y pisotean. A mi mente vuelve la imagen de Galusan encerrada y sola, eso no seré. Escucho que me llaman por Alinor y odio no saber quién soy. Suelto un bramido profundo y me permito envolverme en sed de venganza. No permaneceré atada, nadie me controlará y con mis ojos cerrados libero a mi bestia. Siempre me han dicho que controle mis poderes y haré lo contrario, los liberaré a todos. La adrenalina es inmensa, estoy quieta y moviendo mis poderes. Los escucho gritar, pero no abriré mis ojos. Seguiré a mi bestia, soltaré t
Berwin no ha despertado, este hombre sabe como hacerme enojar. Desnudo lo drené y tuve que llevarlo encima de mi cuerpo y nos teletransportamos a su bohío. No pensaba vestirlo y le puse una frazada encima, les informé al cuarteto y nos estamos turnando hasta que vuelva. Son las nueve, necesito ir a ver a Elin, y pasar el día con su familia. Sin embargo, este despertará hambriento y no creía que tardaría tanto en convertirse.JoderBerwin Dee siempre haciendo la diferencia y no para encajar, sino desencajar. El calvo es Selig y entró al pequeño espacio. —No le hemos dicho al líder de Berwin, no sé, cómo lo tomará. Esta semana ha sido pésima, todos están decaídos. —Se tapa la cara y resopla.—Todo se soluciona llevándolo al bosque y que chupe sangre de animales —intento de que se relaje y no funciona—. Incluso le puedes dar de la tuya y no te conviertes —dije aburrido con los brazos cruzados.—Realmente eres insoportable. —El calvo me halaga y fue lindo.—Te informé que era necesario,
—¿Quieren ser muertos chupasangres? —bromeo y no se echaron para atrás—. Los puedo convertir, pero antes necesito ir con mi chica —me dan miradas incrédulas—. Por Dios, si tengo a mi persona. Ella es humana por ahora y le debo este día con su familia. —Les explico, en realidad, no entiendo por qué lo hago. —Elin —escuchar a Berwin nombrarla, me aterra y me planto en guerra al frente de él—. El moreno —se quedó callado y cerró los ojos, mueve la cabeza de lado—, está con ella en este momento en su apartamento y Alinor lo acompaña —de cantazo, abrió los ojos y se ven blancos, los mueve de lado a lado—. No tenemos tiempo. —Berwin tocó mi mano y nos teletransportamos. Aparecimos en el pequeño espacio de Elin, ella se volvió al sentirme y al ver a Berwin desnudo soltó un bramido. —¡Por Dios Bran, tu amigo! —le tiró una toalla que tenía en su cama y Berwin la sostuvo con su semblante duro. Sigo su mirada hacia la puerta abierta y se encuentra Alinor con el moreno—. Tengo unos vendedores
Su voz en mi cabeza, me desequilibra: Bellicienta, siempre te encontraré. No puedo permitir su intromisión y como la bestia que soy arañé su invasión.—¡Sal de mi mente! —Al golpear mi cabeza conseguí cerrar la puerta y me fortalecí. El hombre se tambaleó, no perdí tiempo y con mi caminar lo provoqué. No puedo mentir, odio que quiera manejarme, pero su pecho al desnudo me invita a rozarlo. —No soy la esclava de nadie —su aura marrón con borde azul luminoso me llama la atención—. No vuelvas a escarbar, soy Aurora y no te conozco. —Con mi dedo rocé su cuerpo y de pronto tengo una visión breve.Vislumbro sin ropa a este semejante hombre y cuatro chicos a su lado. Todos se ven atractivos, pero me atrae el que tengo al frente en este instante. Los corazones en mi cuerpo se agitan ambos. Berwin Dee comenta en la ilusión o lo que sea: Lo siento, rompí la ropa. Joder vayan a taparse, no quiero que Belli tenga pesadillas. Sin embargo, su rostro indicaba que estaba gozando con el asunto. Pued