Después de mantener a Zetes en un trance y estabilizar con mi poder, he decidido ir al castillo. Necesito poner al tanto a Berwin, he dejado un escudo alrededor de Zetes y me teletransporté. Al aparecer como fantasma, me quedo invisible y se siente el ambiente extraño. Vago fuera de la habitación y hay vampiros. Unos acostados en los muebles con cerveza en mano y comiendo porquería. «¿Qué ha pasado?», es mi primer pensamiento. Estará bien la manada, espero que sí. No estuvimos para socorrerlos y gravito hacia fuera de la casa. Es imposible que los licántropos puedan luchar solos con los chupasangres, son más ágiles en velocidad y fuerza bruta. Me quedo en shock al ver tantos lobos muertos, tirados en el suelo. Empiezo a buscar, con angustia, que sea alguien conocido. Dios que no esté Berwin, ni los chicos. Mi hija no podría perdonarse, se tiraría a la espalda otra culpa. En el medio del patio hay más cuerpos, además de parrillas y la comida regada por el pasto. Los atacaron en un compa
KaramatEste morboso plan me tiene expectante. Estoy al frente de la jaula de hierro que bloquea los poderes de los seres sobrenaturales y a mi lado el vampiro, Walas. Tengo la mirada puesta en el cuerpo tirado en la arena de Alinor, mientras froto con mi dedo índice y pulgar mi barbilla. La primera parte va en marcha, ha fluido sin contratiempos. La hija de mis enemigos, ha cooperado. Es una chica soberbia y quiero ver como su espíritu se pierde. Es sencillo convertirse en vampiro, te muerden y drenan casi toda tu sangre. Luego te matan y cuando despiertas tienes sed de sangre. Depende de la persona, puede levantarse en cinco minutos, otras en horas y luego están las que se tardan semanas. Sin embargo, llevamos solo media hora y esta chica está dando señales con su cuerpo. En dos ocasiones ha brincado su cuerpo y parece que no la está pasando muy bien. Ha soltado gemidos, puede ser que tiene tantas especies y eso le está dando conflicto. Se ha puesto en pie, sus ojos azulados se dila
Los licántropos del bosque Wentwood son bien amables, nos dieron la bienvenida y nos ubicaron en unos bohíos. Es reducida la manada, una familia a lo mucho de veinte y no tienen niños. Sin embargo, al ver a los de nuestra manada se alegraron. Ellos son libres y escaparon de su gente por no querer aceptar las reglas absurdas de los alfas. Todavía no entienden que un alfa no es solo gruñir y exigir. Necesitamos más empatía, ser un líder implica mucho más, debes conseguir que te sigan por respeto, no por miedo. El líder en este grupo es Andras, es un joven de unos veinte y tanto, es respetuoso. Estoy mirando los árboles, sentado en una roca. Las mujeres al vernos se han puesto a cocinar, muchas de ellas perdieron a un ser querido, pero eso no les quita que sigan adelante y ayuden a los demás. Algunos tenían heridas y fueron atendidos por Linette, la esposa de Elton. En este reducido grupo también tienen una enfermera que le ha dado la mano a Linette y nadie está herido de emergencia. Uno
Al pisar el pub soy recibido con las miradas curiosas y con cada paso se acercan a saludarme. Las chicas se arriman y escojo a dos para la fachada. La que mueve mi roca por corazón no está presente. Solo uso la atracción para moverme como pez en el agua. Una se guinda de mi hombro y la otra agarra mi cintura. Las ganas de apartarlas son enormes, pero debo seguir el espectáculo. Todo sea por encajar con la vida de los vampiros, debes ser un Don Juan y lo de arrogante me sale natural. Pueden preguntarle al lobo Berwin y le dará más detalles sobre ese dato. He venido esta noche porque necesito buscar información sobre lo que sucede con la semidiosa multicuerpos. Ha pasado una semana desde que Calais nos informó de la bestia. No sabemos de Alinor, andan en la manada estresados, específicamente el lobo. Además, estoy ansioso, la mujer que amo sufre y no quiere mi ayuda. Sé que no soy un Dios y estoy muy lejos de serlo. Sin embargo, tengo la solución para sus males. Entiendo su punto y sobr
Para no perder la costumbre de molestarla, me moví velozmente y llegué a su mano. Elin frunció el ceño y negó con el dedo.—Adulador, con solo dos pasos llegabas a mí, esta pequeña habitación no te da para exageraciones. —Su lengua es viperina.Me inclino, rozo mi nariz con la suya y cerró los ojos. Esta chica es mi perdición, no puedo dejar que se extinga, no lo haré.—Eres tan hermosa.Nunca había sentido tanto por alguien, ni cuando vivía, y por eso no me rendiré con Elin.—No lo creo, parezco un cadáver —comentó sin filtro.—No te dejaré ir, aunque no me lo perdones —confieso y entrelacé los dedos con los suyos.—Quiero vivir esta prueba, respirar hasta mi último aliento —dijo con voz temblorosa y odio hacerla llorar.—Te dejaré hasta que vea que es el momento y luego despertarás a mi lado. —Tengo miedo —sus lágrimas se deslizan por su mejilla. —Siempre estaré a tu lado —beso sus mejillas hasta terminar en sus labios delgados.—Soy un asco. —Se colocó la otra mano en la boca y l
La semana pasó en un borrón, los días pasaron sin saber de Alinor y me atormenta el no saber. Lo único que me calma es correr entre medio de los árboles. Me gusta sentir el frío en mi pelaje, aumentar la velocidad hasta sentir que vuelo y no me detengo hasta agotarme. La manada se ha acoplado en el bosque, sin embargo, se ven decaídos y cuando me ven intentan sonreír para no preocuparme. Al llegar a un pequeño estanque, vuelvo a mi cuerpo y me acuesto desnudo en la grama. El cielo está oscuro, es más de la medianoche y la manada no quiere que ande solo. Sin embargo, necesito este momento, conectar con la naturaleza y encontrar mi fuerza. Los ojos de mamá no se van de mi mente, me duele que no esté a mi lado, aunque sea para sermonear. Un dolor agudo en el pecho me ataca y me encojo en posición fetal. —¡Mierda! —Logro articular y aprieto la mandíbula. Todo sucede de cantazo y tengo una visión. Se enfoca en Alinor, tiene ojos verdes llamativos y su piel escamosa grisácea. No tengo que
El ruido que hace Aurora, aumenta mis ansias por vengarme. Ese vampiro de cabello rojizo no sabe con quién se metió, lo haré lamentarse de joder el control de mi aprendiz. Sostengo la botella de Jack Daniel’s, y doy un sorbo. Esta chica había conseguido mucho en una semana, había controlado sus poderes y especies. Su sed de sangre la hemos calmado con todos los cuerpos que le hemos proporcionado, son bastantes y gustosamente Karamat se los brinda. En el pub teníamos su comida lista y empaquetada. Viene ese metido y la descontrola con tan solo mencionar su nombre. Ella es Aurora y es mía, no de un lobo. Me puse en pie y arrojé la botella contra las rocas, el estruendo hace que la bestia me observe. La chica está convirtiéndose en todo a la vez, ha tocado los barrotes sabiendo que tienen descarga y no se controla. Luego que la saqué del pub la tuve que encerrar, no paraba de golpearse el pecho y pensar en el nombre le molestaba. Lleva dos horas descontrolada y me interrumpe uno de mis va
—Aurora no te muevas, es imposible, mantente quieta —pero ella me ignora, está desesperada—. ¡Mierda, lo que hemos conseguido lo arruinaras! —Le reclamo a Karamat y él solo sonrió desquiciado.La sensación de matarlo me sube y baja. Soy de los que no habla, sino que actúa. «La hora te llegará Karamat, espero que puedas entender mi rostro».—Solo quiero que recuerdes que estás cruzando la línea y soy tu jefe. —Se jacta y la bestia intentó comunicarse con Aurora.—Me apartaré por ahora, pero te darás cuenta de que me necesitarás. —Me desvanecí endiablado y llegué a mi casa. Rompí todos los muebles, las putas que viven en mis aposentos se asustan y las empujo. No quiero que nadie me hable, quiero cortar las alas de Karamat y acabarlo hasta que suplique por su vida. Es imposible intentar soltarme, usar mis poderes no sirve y me consume. Walas me advirtió, pero estar en este guante se siente espantoso. Tengo visiones de una mujer dorada despampanante y los ojos oscuros como dos pozos me