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Todos los capítulos de Casados por Error: Capítulo 81 - Capítulo 90
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Capítulo ochenta. ¡Atrapada!
Los siguientes días fueron pasando, convirtiéndose en semanas. La recuperación de Michael era cada vez más satisfactoria para alegría de la familia. Peter y Patrick se ocupaban de mantenerlo vigilado para que no intentara entrar a la biblioteca y retomar el trabajo. Tener a Natalia de su lado era una buena cosa, Michael se olvidaba del mundo una vez que su preciosa nieta de siete meses aparecía en su campo de visión.—Vamos a llevar a Natalia al jardín, ¿vienes? —preguntó Peter con la bebé en brazos.—¿Y qué es lo que le harán a mi princesa en el jardín? —cuestionó Michael.—Solamente la llevaremos de paseo, quizá juguemos un rato en la piscina y…—Los acompañaré, no dejaré a mi princesa con ustedes, par de atolondrados —dijo Michael poniéndose de pie.Los gemelos sonrieron, porque habían logrado una vez más interrumpir las intenciones de su padre de sentarse a trabajar.Natasha y Emma vieron con satisfacción como Michael caminaba detrás de los chicos y de Natalia.—¿Cómo van las cos
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Capítulo ochenta y uno. Firme guardián
Angélica miró a Richard a los ojos por primera vez en muchos años, hoy no se sentía la mujer que amedrentó cuando era niña. Por primera vez pensó que tenía el control de la situación y la sensación era abrumadora.Tan placentera que llegó a preguntarse si era eso lo que su padre sentía cada vez que se metía con ella; cada vez que le hacía sentir un ser inferior que no valía nada.—¿Por qué tengo que ayudarte? —preguntó.—Te ayudé a salir de ese hospital donde Ryan y Emma Black te enviaron. Porque eres mi hija —agregó Richard usando un tono de voz calmado. Él necesitaba que Angélica volviera a hacer el trabajo sucio.—¿Me quieres? —preguntó y eso era exactamente el punto de partida para Richard.—Te quiero, siempre lo hice, no supe cómo demostrarte mi cariño. Te culpé de lo que no eras culpable —dijo acercándose a ella.Angélica hizo un esfuerzo sobrehumano para no alejarse ante el toque del hombre, y hacerlo casi le llevó la vida. A su memoria vinieron los golpes, las palabras hirient
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Capítulo ochenta y dos. ¡La han secuestrado!
Ryan miró a Natalia y su corazón se estremeció cuando su pequeña bebé estiró sus manitas para que él pudiera tomarla en brazos.—Pa-pá —pronunció la pequeña Natalia.Las lágrimas se desbordaron por las mejillas de Ryan, esta era la primera vez que su niña completaba aquella hermosa palabra.—Mi pedacito de cielo —susurró Ryan antes de cogerla en brazos y darle un beso en la frente. Él la meció entre sus brazos, miró el reloj y se dio cuenta de que apenas eran las siete de la mañana, por lo que decidió cambiarle el pañal a la bebé, para no despertar a Emma, quien dormía en el sillón.—Mamá ha tenido una noche difícil —le contó a Natalia.—Ma —respondió la pequeña.—Sí, cariño. Mamá necesita dormir un poquito más —continúo Ryan.—¡Señor Black! —exclamó la enfermera al entrar a la habitación y darse cuenta de lo que Ryan hacía.—Buenos días —saludó Ryan sin desconcentrarse de su trabajo.—¿Por qué no me llamó? Puedo cambiar a la niña —expresó la mujer en un tonto extraño.—Soy muy capaz
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Capítulo ochenta y tres. Una dirección
Ryan sostuvo el cuerpo de Emma antes de que cayera al piso, la llevó hasta el sillón y dejó que las enfermeras le prestaran los primeros auxilios.—Quédate con ella, Nat, y por favor no la dejes sola —pidió con el corazón hecho pedazos. No quería dejar a Emma sola, pero tampoco estaba dispuesto a quedarse y darle tiempo a quien se llevó a su hija de escapar.Ryan salió corriendo por el pasillo, se fijó en las cámaras de seguridad y corrió al cuarto de controles.—¿Señor? —el hombre de seguridad detuvo a Ryan muy cerca del cuarto.—Déjeme pasar, por favor. Mi hija ha sido secuestrada en este hospital —dijo con aprehensión.—Es imposible, estas cosas no suceden aquí, y…—¡Maldita sea! Permítame revisar las jodidas cámaras de seguridad, o le juro que va a arrepentirse —gruñó Ryan dispuesto a golpear al hombre de ser necesario.—Lo siento, señor, pero…—Voy a demandarlos, ¡voy a arruinarlos! —gritó Ryan a punto de perder la compostura.—Déjelo pasar —ordenó el doctor Anderson caminando en
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Capítulo ochenta y cuatro. ¡Una ambulancia!
El silencio reinó en la sala del departamento, o al menos de voces humanas, y lo único que podía escucharse era el ruido del localizador que el móvil de Emma emitía.—¿Qué es eso? —preguntó Ángel luego de unos minutos.—Es un localizador que llevaba el móvil de Clarise —respondió Ryan de inmediato.—Pero Clarise está en el hospital —mencionó Ángel.—Exactamente y la dirección del GPS está muy cerca de One Manhattan Square, alguien se llevó el móvil de Clarise y aunque no sé con qué fin, algo me dice que debemos seguir este rastro, es mi única esperanza de encontrar a mi hija —pronunció Emma.—Bien, Richard le ha dado dos horas a Natasha, y si él puede jugar, nosotros también lo haremos.Ángel explicó el procedimiento que llevarían a cabo para la operación, mientras su gente se ocupaba de proteger a Natasha de manera discreta.Él se haría cargo del resto.—Iremos contigo —dijo Ryan al ver las intenciones de Ángel de dejarlos atrás.—Es peligroso.—Natalia es todo lo que tenemos, no pod
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Capítulo ochenta y cinco. Recuperando la tranquilidad
Emma se aferró al cuerpo tibio de su hija mientras gruesas lágrimas cayeron por sus mejillas al escuchar la despedida de Angélica.Dolía, en el fondo de su corazón ella sufría por Angélica, por esa niña que debió sufrir a manos de Richard Lewis, por la mujer que cuando tuvo el amor no supo reconocerlo. Porque Emma no se engañaba, sabía muy bien que Nicholas a pesar de todo había amado a Angélica con todo su ser, como jamás la había amado a ella, ni siquiera siendo amigos desde la infancia.Pero sobre todo le estaría profundamente agradecida a Angélica por salvar a su hija. Emma tenía la completa seguridad que el GPS del móvil no se había activado solo, era imposible siquiera que se activara por accidente o por arte de magia.—Es mejor salir de aquí, esto se llenará de policías en cuestión de minutos y no quiero generar más problemas, por favor —pidió Ángel y tanto Ryan como Emma sabían a lo que se refería.Ellos estaban en una misión de rescate siendo civiles y así fueran los padres d
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Capítulo ochenta y seis. Despedidas que son necesarias
Clarise miró una y otra vez el resultado que el doctor le había dejado apenas unos minutos atrás, leyó y releyó sin poder creerlo. Su primera reacción fue la negación, ella… Ella no podía dar a luz a un hijo de Richard Lewis, ella no podía permitir que su sangre renaciera en el mundo…¿Qué podía hacer? Abortar por supuesto que era una elección, era su cuerpo y prácticamente ella había sido abusada por ese hombre. Richard la había utilizado como un recipiente…—¿Estás lista para irte? —preguntó Ryan entrando a la habitación en compañía de Emma.—Lo estoy, aunque no sé lo que será de mi vida a partir de ahora. Supongo que tengo que empezar de cero y buscar un trabajo para salir adelante —murmuró escondiendo las pruebas bajo la sábana.—El doctor ha firmado el alta médica, podemos irnos en cualquier momento. También me han entregado tus pertenencias. El bolso y la ropa que usabas ese día, aunque, dudo realmente que quieras tener algo que tenga que ver con lo sucedido —dijo Emma—. Así que
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Capítulo ochenta y siete. Es tu juventud y mi experiencia
Emma se miró al espejo, su vestido de novia era digno de un cuento de hadas. «Eres una princesa», recordó las palabras de su padre tras el anuncio de que Ryan y ella iban a casarse por la iglesia.Emma también recordaba, la felicidad que había visto en sus miradas y la locura que se desató tras el anuncio y todo lo que se les vino encima durante las siguientes diez semanas. Porque sus padres se negaron a permitirse una boda sencilla.—Te ves hermosa, cariño —pronunció Natasha mientras acomodaba la tiara en la cabeza de su hija.—Gracias, mamá, me siento nerviosa —confesó Emma.—Deberías sentirte de esa manera, técnicamente es tu primera vez —agregó Natasha.Emma sonrió, claro que era su primera vez, la joven aún esperaba poder recordar aquella noche que se casó con Ryan por primera vez. No podía creer que estuviera tan borracha que los recuerdos seguían siendo pequeños fragmentos en su cabeza, lo único que había podido recordar muy bien, eran las manos y la lengua de Ryan recorriendo
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Capítulo ochenta y ocho. Epílogo
«Emma golpeó con fuerza la copa sobre la barra, no sabía cuánto tiempo había pasado desde que llegó al sitio, ella solamente podía recordar lo que había sucedido minutos atrás en la oficina de Nicholas.—Un whisky doble —pidió.—¡Que sean dos! —el grito masculino le hizo fruncir el ceño.—¿Me estás siguiendo las huellas, Black? —preguntó Emma sin verlo.—¿Emma? —la sorpresa en la voz de Ryan le hizo darse cuenta de que no estaba siguiéndola.Era su mala suerte que siempre la llevaba encontrarse a Ryan en los sitios menos pensado. Había sido siempre así, Ryan siempre aparecía para cortarle la diversión, pero esta noche ella no cedería ante su tutor, Ryan Black fuera de la oficina no tenía autoridad sobre ella.—Sí, Emma, ¿algo que decir? —cuestionó la chica.—Nada, ¿podemos beber juntos? —preguntó y sin esperar respuesta se sentó al lado de la chica—. Me sentiré mejor si te cuido las espaldas —añadió.Emma dejó escapar una ligera risa al escucharlo, si no lo conociera también se habría
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Capítulo Extra 1. Nicholas y Betsabé
Despedida Betsabé miró a su pequeño hijo, Henry le sonrió y la tomó de la mano con firmeza. Ella le devolvió la sonrisa con amor y caminó fuera del departamento en el que había vivido durante las últimas semanas, tras la operación de su hijo.De alguna manera, Emma se había asegurado de mantenerla sana y a salvo, tal como se lo había prometido cuando le había perdonado y propuesto su participación en el caso de Clarise.Lo que ella nunca pudo imaginar es que al final de todo, Clarise también fuese salvada por Emma y su esposo.Aunque había participado activamente en el robo de la joyería de los esposos Black, especialmente Emma, no solo la había perdonado, sino también había buscado una manera de ayudarla con la enfermedad de Henry y eso era algo que ella iba a agradecerle toda la vida.Betsabé dejó de pensar en el momento que las puertas del ascensor se abrieron y le mostraron el camino que ahora debía tomar.Tenía que empezar de cero, tenía una nueva oportunidad y aunque en un inic
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