—¡No! —gritó Eva, con el llanto descontrolado, estaba viendo como lo habían capturado por su culpa, por intentar tranquilizarlo. Gale estaba adormilado, sin el ojo derecho, con la sangre manchando su ropa. Tres soldados detuvieron a Eva, que intentó ir a ayudarlo. La sostuvieron de los brazos para que no pudiera soltarse.—Verás como tu amigo se muere. —le dijo uno de los que la sujetaba, que parecía ser una especie de general al mando. —Es triste, lo sé, el pobre príncipe no llegará ni siquiera a tener corona. —sonrió con malicia. —Luego sigues tú, no te apures.Eva no contestó, no podía creer lo que sucedía. El ejército del rey era grande, pero ellos habían cavado su propia tumba. No podrían salvarse, los soldados los habían emboscado al encerrar al lobo y cegarlo, tenían tácticas ideadas por Lilia, que era muy lista. Eva miró a lo lejos, las tropas del rey y del señor de la ciudad estaban ganando, pero no llegarían a tiempo para salvarlos a ambos.—Mira, la intención no es ganar l
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