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Heredero
No podía ser real que padre e hijo se enfrentaran de ese modo. Eva vio como las tropas de Louis huían como roedores atrapados. Los soldados del rey prepararon el transporte para los lobos refugiados y heridos y los estaban llevando a la ciudad más cercana. Junto con Maya, ambas iban dormitando en el carromato, los sucesos las habían dejado sin ni una gota de energía. Estaban junto con Ciro y Gale, y varios niños pequeños que ya no tenían padres. Se encargaron de cuidarlos hasta que llegaran a la ciudad.—¿Puedes creerlo? Parece una jodida broma. —dijo Ciro, hablándole a Gale, que era el único despierto.Gale sonrió sin decir nada, porque el ya sabía que las tropas del rey lo ayudarían, en eso habían quedado antes de separarse.—Es suerte amigo. —se encogió de hombros, no quería explicar todo el asunto, seguro lo verían como un traidor sin entender sus motivos.Maya rezaba en silencio por la seguridad de su esposo, el cual no sabía nada de todo el caos ocurrido.Llegaron a un salón pre
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Lazos en el viento
La fiesta recién comenzaba y se percibía la alegría de todos. No obstante, Maya se hizo a un lado y buscó a Eva para informarle que partiría de vuelta al refugio.—Es muy peligroso Maya, iré contigo. —dijo ella, mirando a su amiga con preocupación.—No, voy a ir más rápido sola, tengo que buscar a Seth para ver si está bien. Con todo lo que pasó no he podido saber nada del refugio.Eva entendía su inquietud, no podían tener la certeza de que estuvieran a salvo, Louis era impredecible. La condesa también otras inquietudes, no sabía como iba a reaccionar Lilia luego de enterarse de su engaño con el hijo del príncipe y de que tenía un falso heredero en su poder. Estaría furiosa y aquella mentira tendría consecuencias, debía intentar algo para salvar a Cleo, que no tenía la culpa de haber quedado en ese enredo.Maya partió una vez cargadas sus provisiones, esta vez como una loba, ya nadie allí la perseguía y podía infiltrarse en el bosque con más rapidez.Días antes, en el refugio, Seth e
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Mí mate
La loba atravesaba el bosque sin temor, con la seguridad de aquel pacto real entre lobos y hombres. Se sentía feliz por Gale, sus acciones ahora les traerían paz y poderosos aliados y podía intentar amar a esa muchacha. Mientras corría, Maya pensaba en Teo, en el posible enfrentamiento que llegaría tarde o temprano, cuando los dos reyes se enfrentaran y los lobos volvieran a pelear. Sería un momento duro de afrontar, ver a ese niño que consideró su hijo como un enemigo.El instinto le mostró que algo andaba mal, haciendo que fuera más sigilosa. Estaba a mitad de camino, con una gran velocidad al estar sola y sin cargas. La oscuridad ganaba terreno y debía ser cautelosa a pesar de que ya no estuvieran en guerra en esos territorios. Pensaba en Seth, si estaría todavía en el refugio con el prisionero que ya nos les servía de nada.—¡Loba!Gritó una voz rasposa, a lo lejos, o al menos eso creyó. Una flecha la alcanzó en una de sus patas y la hizo caer al suelo, no eran flechas ordinarias,
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Cuentan las historias
Los lobos más jóvenes cayeron al suelo, dormidos, su cuerpo no resistía esa sustancia como el de Maya. Felipe seguía en su caballo, paralizado por el shock del momento. Seth esquivó las flechas, con su rapidez y agilidad característica, pero eran demasiados hombres. Maya no pudo creer lo que veía, Felipe bajó del caballo y empujó a uno de los hombres hacia atrás, luchando cuerpo a cuerpo con mucha dificultad hasta que logró ganar. Tomó la espada del sujeto vencido y un escudo y se aproximó hacia el lobo negro. Con ayuda del escudo lo protegió de las flechas y quedaron a salvo por unos minutos.No era suficiente, eran solo dos contra una gran tropa experimentada y armada con esa sustancia que los debilitaría. Maya cerró los ojos, no quería ver como acabaría su historia, no podría ver a su esposo enjaulado junto a ella, partiendo ambos hacia su muerte. Seth era poderoso, pero lo tenían acorralado, de no ser por el escudo del conde. Una flecha alcanzó a Felipe y cayó al suelo, junto con
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Mirando desde lejos
Desde su cuarto en aquel refugio, Eva miraba a las manadas reagruparse y darse apoyo, incluso Ciro tenía conocidos y a veces cenaba con ellos, quedando por completo a solas. En ese momento, sostenía el tazón de guisado de pavo y verduras entre sus manos, todavía humeaba. Comía de a pequeñas cucharadas, para no quemarse y de paso, digerir bien. Se sentía rara, como si su corazón se ablandara. No comprendía porque estaba celosa si nunca había amado a ese lobo. —Soy una desgraciada egoísta. —se dijo a si misma, mientras tomaba otra cucharada, la comida que servían en el comedor era sabrosa y muy buena, no podía despreciarla a pesar de no sentirse bien de ánimos.—Vaya, te tienes en buena estima. —dijo Gale, que apareció en el pasillo justo para oírla, parecía un mal chiste.Eva se ruborizó. Al verlo contempló su nueva apariencia. Tenía una cicatriz cerca del ojo que lo hacía ver más rudo, su cabello estaba peinado y su ropa lo favorecía, parecía un noble muy atractivo.—Felicidades por
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Tú luz
Los días pasaron y Maya no regresaba, lo que hizo que Eva se preocupara mucho.—No es normal que tarde tanto… —dijo, mirando a Ciro con dudas en su cabeza, quería salir corriendo al bosque para ayudarla. —Mira, ya volverá. —Ciro no estaba dispuesta a ir a buscarla, iba a arriesgar su vida y ya había tenido suficiente con esa batalla en la que casi había perdido la vida. —Hay que esperar, no puedes hacer tú todo. —blanqueó los ojos.—Pero… ¿Si está en problemas? —preguntó, con los ojos llenos de miedo. No quería ni pensar que la hubieran capturado. El bullicio del refugio creció, haciendo que casi ni pudieran hablar con claridad. —¿Qué demonios sucede? —preguntó Ciro, hablándole a otro de los lobos. —Están por atacar. Un ejército con otra bandera, no es la de Louis… Dicen que son más enemigos…No podían entenderlo, la gente gritaba y reinaba el caos entre los habitantes de ese lugar. Eva salió afuera junto con Ciro, para tratar de entender que pasaba. Un ciudadano que venía cargado
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Órdenes
—¡No! —gritó Eva, con el llanto descontrolado, estaba viendo como lo habían capturado por su culpa, por intentar tranquilizarlo. Gale estaba adormilado, sin el ojo derecho, con la sangre manchando su ropa. Tres soldados detuvieron a Eva, que intentó ir a ayudarlo. La sostuvieron de los brazos para que no pudiera soltarse.—Verás como tu amigo se muere. —le dijo uno de los que la sujetaba, que parecía ser una especie de general al mando. —Es triste, lo sé, el pobre príncipe no llegará ni siquiera a tener corona. —sonrió con malicia. —Luego sigues tú, no te apures.Eva no contestó, no podía creer lo que sucedía. El ejército del rey era grande, pero ellos habían cavado su propia tumba. No podrían salvarse, los soldados los habían emboscado al encerrar al lobo y cegarlo, tenían tácticas ideadas por Lilia, que era muy lista. Eva miró a lo lejos, las tropas del rey y del señor de la ciudad estaban ganando, pero no llegarían a tiempo para salvarlos a ambos.—Mira, la intención no es ganar l
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Petición
Seth buscó a Felipe, que había desaparecido por completo de la escena en batalla cuando llegaron a la ciudad y la encontraron sitiada. Los dos lobos jóvenes que lo acompañaban seguían a su lado, lo habían adoptado como alfa al parecer. El diagnostico del médico fue desalentador para Gale, ahora no podría volver a ver de ese ojo, quedando ciego de él y sin poder encontrar forma de salvarlo, la flecha lo dañó demasiado. Afortunadamente, se hallaba estable y despertaría en unos días, cuando los sedantes salieran de su cuerpo. Su prometida lo miraba con mucha pena, pero su atracción por él no disminuía, a ella siempre le habían parecido fascinantes los lobos y Gale era muy guapo y joven. Se sentó a su lado, cuidando que no le faltara nada. A la joven le decían esmeralda por el color de sus ojos, pero su nombre era Lucía. —¿Cómo está? —preguntó Seth, cuando volvió de su búsqueda, miró a su amigo, que se hallaba colapsado del dolor.—Dice que no sabe si se pondrá bien. —respondió Astor, s
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Miedo
Esa idea no se le había pasado por la cabeza a pesar de que ahora le parecía tan evidente. Ciro no tenía los libros en las manos y mucho menos la fe, pero sabía algo mejor. Eva ya no era solo una humana, había absorbido y asimilado parte de los poderes de Astor, lo que la hacía mitad bestia. No tenía que curarla como a una humana como la primera vez.—¿Cómo pude ser así de ciego? —se preguntó a si mismo y todos lo miraron extrañados, porque estaba hablando solo. Tomó otro frasco y comenzó a mezclar algunos polvos. Debía intentar con esa opción.Astor tuvo que salir, no aguantaba el aroma de los sahúmos tan invasivos y sus ojos parecían cegarse con el humo. Quería devuelta a su dama, volver a sentirla entre sus brazos, escuchar su risa y percibir su tacto, volver a despertar a su lado. Había pasado tanto tiempo desde que se marchó, a pesar de que vigilaba los alrededores y a veces la veía, era tan lejana, no podía tocarla ni sentirla, como si una barrera los separara. Era por su bien,
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Mí amado
Astor observaba por la ventana como la ciudad restablecía su orden habitual, parecía como la paz regara las calles, sin saber cuanto tiempo perduraría. La gente empezaba a salir de vuelta a su rutina, luego de haber sufrido ese ataque sorpresivo. La causa de esa maniobra era lograr atrapar a los más importantes del grupo, ejecutar a Gale, el nuevo príncipe y a la condesa, a quien Lilia deseaba acabar con sus propias manos por haberla engañado. No sabían cuando volverían a sufrir otro ataque de esa magnitud, debían prepararse para lo peor. Al casarse, Lilia y Louis habían forjado una alianza insuperable, si reunían a sus dos ejércitos serían muy difíciles de enfrentar, casi imposible. Los dos también eran muy impulsivos, podían esperarse cualquier cosa de esa unión. Eva llevaba durmiendo casi dos días enteros desde que se recuperó, intuían que era para que repusiera por completo sus energías. Astor no pegaba un ojo por las noches, custodiándola como su fiel guardián.—¿No ha despertado
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